Matthew estimuló crónicas en medios sobre los ciclones que nos han impactado en los últimos 50 años. Cabe contar también que se han buscado formas de disipar o prevenir estos fenómenos. En los años 60 y 70 en Estados Unidos surgió la idea de que sería posible disiparlos sembrándolos de yoduro de plata, aunque se determinó que eso tendría efectos muy ínfimos sobre el fenómeno. También se pensó en echar hielo seco sobre el ciclón, remolcar témpanos de hielo hacia las zonas tropicales para enfriar las aguas oceánicas y hasta bombearlas con agua fría. Pero el arsenal físico-químico disponible resultó ser demasiado débil contra un fenómeno térmico tan fuerte. Lo único que puede hacerse es prepararse debidamente para limitar las pérdidas humanas y materiales. Por Claudia Fernández Lerebours
