Ferrari era un buen conductor, pero no un grande: En total, ganó solo 13 de las 47 carreras en las que participó. Mucha gente dice que esto se debe a que se preocupaba demasiado por los coches deportivos que conducía: Nunca arruinó un motor con el fin de ganar una carrera.
A mediados de la década de 1920, Ferrari se retiró de los coches de carreras con el fin de dedicarse a su primer amor: la construcción de ellos.
Él se hizo cargo del departamento de competición de Alfa Romeo en 1929, y comenzó a salir los coches bajo su propio nombre. Molesto con el estilo de gestión de mano dura de Ferrari, Alfa Romeo lo despidió en 1939. Después de eso, comenzó su propia empresa de fabricación, pero pasó los años de la guerra la construcción de máquinas-herramienta, no coches de carreras.
En 1947, al fin el primer Ferrari verdadero apareció en el mercado.
Ese mismo año, Ferrari ganó el Gran Premio de Roma, su primera carrera como un fabricante de automóviles independiente.
En 1949, un Ferrari ganó la carrera de carretera de Le Mans por primera vez en 1952 y uno de los pilotos del equipo, Alberto Ascari, se convirtió en el campeón del mundo de las carreras: ganó todas las carreras entró en ese año.
