Con el avión roto, y sin visado para estar en territorio norteamericano, los cubanos tuvieron que permanecer durante 3 horas dentro del avión y luego otras 5 en una oficina de inmigración mientras les daban un visado provisional para “entrar” a los EE.UU.
Una docena de ellos “se dieron cuenta de que ya estaban dentro de los Estados Unidos” y, aprovechando la Ley de Ajuste Cubano y el “acápite de los Pies Secos”, ahí mismo pidieron asilo político.
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