martes, 5 de mayo de 2020

La triple crisis de los restaurantes en RD


Santo Domingo

Para nadie es un misterio que el sector restaurantero en el planeta será uno de los sectores más afectados por el coronavirus y posiblemente el que más tiempo demore en recuperase. Para la República Dominica el impacto será aún mayor a raíz de varios factores que, combinados con la pandemia, podrían agudizar la problemática que con buena cara debemos de enfrentar y salir adelante.


Primer impacto: un triste trimestre

Como bien saben ustedes el primer trimestre de cada año son los meses menos productivos para los restaurantes a raíz de las celebraciones navideñas, que arrastran consigo un despilfarro financiero quedando el ocio gastronómico rezagado a una posición de no tanta importancia que apenas empieza a recuperarse a finales de febrero o mediados de marzo.

Segundo impacto: las inevitables y necesarias elecciones

República Dominicana celebra sus elecciones municipales, congresuales y presidenciales cada cuatro años. Siendo el 2020 un año electivo, esto provoca una recesión inevitable que afecta de manera directa la productividad nacional y, peor aún, de los restaurantes. Por lo antes mencionado, de que el ocio gastronómico pasa a ser relegado a una posición de menos importancia, esto sumado a las prohibiciones de consumo de alcohol 24 horas antes de las elecciones, las personas no se sienten motivadas a salir a disfrutar de una buena experiencia y prefiere a esperar a que todo pase, reanimándose el sector en semanas y hasta meses.

Cabe destacar que las elecciones municipales estaban pautadas  para el 16 de febrero y por asuntos que no vienen al caso fueron suspendidas y movidas para el 15 de marzo, neutralizando prácticamente todo y haciendo de las ventas la mayor de las caídas en años.

Las elecciones presidenciales pautadas para el 16 de mayo se verán forzadas a ser movidas extendiendo aún más la recesión económica.

Tercer impacto: un visitante inesperado


El primer caso de coronavirus se reportó a finales de febrero y se trató de un italiano que ingresó al país el 22 del mismo mes. Este visitante inesperado (COVID-19) ha hecho en nosotros y el mundo una parálisis económica ineludible, a raíz de las cuarentenas a que hemos sido sometido millones de personas en el planeta, provocando las pérdidas más grandes registradas en décadas.

Por estas tres razones que detallamos aquí, que sumadas serían prácticamente únicas en el mundo, es decir, somos el único país que se está enfrentando a lo que he denominado una triple crisis restaurantera de gran impacto.  

Mas no todo son noticias grises...

Primero, por la gran capacidad que tiene el dominicano de recuperación. Somos creativos, sabemos reinventarnos, dicho en buen dominicano, “no nos dejamos morir” y si “no nos podemos tirar nos jondiamos”, es por ello que desde ya muchos de nosotros estamos enfocados en ver cuáles opciones tenemos y cuál sería la mejor manera de salir a camino haciendo una revisión general de nuestro sistema de operación, qué ofertamos y cómo, evaluando necesidades y potenciales del momento para poder explotarlas y suplirlas de una manera atractiva a nuestros clientes.

Otro de los detalles positivos es que nuestro entorno digital ha dado un salto de 10 años -y cuidado- al vernos en la necesidad de explotar al máximo estos excelentes recursos que siempre hemos tenido a mano. Los take outs y los deliverys crecerán desmesuradamente, surgirán nuevas propuestas de experiencias digitales adaptadas a pequeños grupos de manera presencial, los chefs en casa serán una opción que también se verá florecida, talleres de cocina digitales, master class, asesorías, etc., son solo algunas de las herramientas que estarán siendo explotadas y creo que crecerán y permanecerán mientras vida tengamos.  Lamentablemente, muchos negocios del sector gastronómico a todos los niveles se verán obligados a cerrar sus puertas, mas no la mayoría, esa mayoría que cargará con un enorme compromiso en dar un servicio seguro sin dejar a un lado lo exquisito y lo atractivo. Será una competencia aguerrida, pero muy fructífera por la carga creativa que surgirá de esta guerra para conquistar a los comensales, mas entendemos, sin temor a equivocarnos, que hay mercado para todos, es cuestión de hacerlo bien y de manera sostenible.

Cabe destacar que el dominicano es de tomarse riesgos, de sangre caliente y festiva, definitivamente “arretao”, a mi entender es asunto de meses para ir viendo resultados de retorno a la normalidad sin dejar a un lado la seguridad por el bien de todos.

Por otro lado, sin la ayuda consciente y solidaria del sector que incide de manera directa en las operaciones de un restaurante, como son los bancos (líneas de créditos, prestamos, inmuebles, etc.), las generadoras de electricidad, los arrendatarios, suplidores, impuestos internos, TSS, etc., sería cuesta arriba lograr el objetivo de no solo rescatar el sector, sino de fortalecerlo por lo menos en un lapso de seis meses a un año. Recordándoles a los suplidores en general que nosotros (los restauranteros) somos sus clientes, por lo tanto una mano amiga colaboradora proyectada a futuro no estará de más para hacer de sus negocios igualmente productivos y rentables, es un asunto de todos y juntos debemos salir a camino.

Tenemos y vamos a reabrir nuestras puertas bajo un protocolo operativo en el que la seguridad sea lo primordial, horarios preestablecidos, control de cantidad de clientes,  personal y suplidores debidamente entrenados, entre otros.

Nosotros (restaurantes) tenemos la responsabilidad de brindar una alimentación segura desde siempre, es cuestión de ajustes.

Ahora bien, nuestra labor será de gran aporte si en medio de este confinamiento, del cual estamos de acuerdo hay un alivio o desahogo sabrosamente entretenido, podemos reabrir mucho antes bajo controles estrictos y supervisión acertada constante.

En términos generales, siempre será más seguro comer en un restaurante que en su propia casa.

No quiero cerrar estas líneas sin mencionar una cuarta crisis que me gustaría que tomemos en cuenta. Como dice don Pepín Corripio, “todo negocio al momento de abrir sus puertas las abre en crisis (quebrado)”, el negocio de la restauración aún más. Es uno de los negocios más riesgosos que existen en el mundo, hablando en términos de inversión y rentabilidad; lograr el punto de equilibrio financiero y recuperar el capital invertido no es cosa fácil. Dicho esto, un restaurante vive en una crisis constante de la cual día a día debe superar. Es por ello que siempre estamos listos a enfrentar nuevos retos porque somos un sector que nunca se da por vencido y siempre salimos adelante.

“Somos y seremos (cocineros) aquellos responsables de brindarles felicidad a sus sentidos a través de nuestras creaciones sin importar por cuál vía llegue. Nuestro deber será siempre brindar un producto terminado inocuo para alimentarlos y a la vez  entretenerlos para que nuestras vidas (la de todos) sean  deliciosamente llevaderas”.


El autor es chef, director de Casa Gastronómica SXVII y fue juez en el programa MasterChef RD

www.chefleandrodiaz.com / @chefleandrodiaz