Luego de nuestra declaración a la prensa y medios de comunicación del martes 28 de septiembre, sobre los acontecimientos escenificados recientemente en el recinto del Gran Teatro del Cibao, me veo impelida a replicar de nuevo ante la opinión pública para desmentir los apóstrofes insinuados en diferentes medios de prensa del país.
Es una pena que algunos periodistas que conocen de nuestra integridad, hayan puesto tanto interés en hacerse eco de maledicencias y acusaciones alegres carentes de fundamentos y que solo pretenden teñir el trabajo tesonero y los resultados positivos que hemos logrado en los últimos tres años. Las desfiguradas imputaciones reflejan que todos estamos siendo víctimas de una obsesiva y desenfrenada confusión.
Los hechos suscitados manifiestan una marcada desorientación exhibidas por las personas que aseveraron sentirse canceladas y/o afectadas ante una expuesta comunicación, con ausencia de oficialidad; pero, no es cierto que se cancelaron empleados/as de manera compulsiva, y mucho menos que el personal haya recibido: “maltratos, humillaciones y amenazas de sanciones drásticas de parte de la Dirección”.
Respecto a la distorsionada información de que en el Gran Teatro Cibao opera un “mercado negro”; es lógico entender que este fenómeno, en torno a cualesquier espectáculo público, no se creó en el Gran Teatro del Cibao, ni lo descubrió uno de los productores de nuestras salas, interesado en que se le compensen sus pérdidas, sino que esta vieja y delictuosa práctica, la cual debe ser erradicada de cuajo y bajo el control estricto de la autoridades policiales, proviene generalmente del pillaje realizado por personas inescrupulosas que no han aprendido a vivir en civilidad y desarrollan en cambio el tejemaneje de la piratería y el pandillaje.
Es muy ligero e irresponsable señalar que hemos sido acusada por “supuestas irregularidades”, o por “falta de transparencia en los procesos de boleterías”, o peor aún, calificar los incidentes como “un conflicto por supuesto fraude en la comercialización de boletas falsas”, y añadir que eso “destapó la serie de vejámenes que sufrían empleados y empleadas de la institución”. Y todavía es más grave leer en algunas notas periodísticas que allí “se evidenció tal fraude”. ¿Pero cuál es la evidencia y de qué? ¿Cuáles son esas boletas falsas, dónde están y quién las falsificó? Además, resulta bochornoso aseverar calificativos en un artículo, sin poseer ninguna prueba o el más mínimo indicio de lo que se especula.
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Tampoco es cierto que hayamos vertido acusaciones sobre la honestidad de servidores/as de la institución. Esta Dirección respeta la posición de honra y de honestidad enarbolada por los/as empleados/as. Sin embargo, con el interés por defender al teatro, cumplir con sus normas y por trabajar intensamente para la mejora de la institución, nuestra Dirección señaló con dignidad y decoro las disfunciones de distintos departamentos, producto de discapacidades y mal comportamiento de algunos/as miembros/as del personal durante sus labores y en nuestras prerrogativas como Directora General, sugerimos medidas institucionales.
Hemos dicho en nuestra anterior declaración que: “por la solemnidad de esta institución y ante la sabia prudencia del Ministerio de Cultura, aconsejamos a todo interesado escrutar los hechos con templanza y objetividad y desoír en cambio, las destempladas, pertinaces y falaces voces que blasfeman y agreden el nombre y la honra de nuestra Dirección, la cual se ha conducido con honestidad, esfuerzo tesonero y la sinergia de quienes están comprometidos con su labor”.
Pero por ese pertinaz “escarnio y hostigamiento que algunos/as insinceros/as profirieron frente a la opinión pública”, especulando sobre nuestra pulcritud en el manejo de nuestras funciones, nos reservamos el derecho de incoar en su debido momento ante los tribunales de la República, una demanda por daños y perjuicios contra los injuriantes y difamantes de nuestra honra. El honor de mi persona y de nuestra familia se ha forjado a través de los años, la vocación de oficio de artista y de docente, en virtud de lo cual, defenderemos la trayectoria recorrida con alta voz y la frente en alto.
Agradezco a las personalidades, comunicadores, artistas y amigo/as que me han respaldado en estos momentos y en toda la labor cultural que realizamos con ahínco. “En esta última etapa, el Gran Teatro del Cibao ha madurado como nunca antes y se ha fortalecido significativamente, gracias al apoyo y desvelo permanente recibido por el Ministerio y Vice-Ministerio de Cultura Región Norte y sobre todo gracias a la respuesta que le ha venido dando a nuestras iniciativas, el público de Santiago y del país”.
Finalmente deseo expresar que: “La mayor recompensa en la vida es sentirse bien internamente cuando uno sabe que ha hecho lo correcto”, y que cuando las mentes insensibles y sin razón atropellan con sus dudas, las mentes sensibles y sensatas esperan y razonan con la verdad.
Gina Rodríguez