Todos los días Iván, el hijo menor de Rosanna, pasa 6 horas frente al televisor. Nada de muñequitos o películas, en esta caja de imágenes Ivancito le da rienda suelta a su pasión por los juegos electrónicos.
Para nadie en casa el tema era una molestia. Como el niño es tan tranquilo y obediente, el largo tiempo dedicado al X-Box, Wii, la computadora e incluso los jueguitos en el celular de papá no eran un problema.
La alarma vino de la escuela. Las notas del pequeño bajaban en la medida que aumentaba su adicción a los videojuegos.
El drástico cambio llamó la atención de su maestra que de inmediato se comunicó con los padres. Al tratar de centrar la atención del niño en los estudios, papá y mamá se dieron cuenta que lo de Iván era compulsivo. Estar sin sus aparatos le producía gran ansiedad.
Al conocer de esta historia u otras similares muchos se apresuran a señalar las cualidades negativas de los videojuegos como causantes de la distracción, agresividad o de la conducta adictiva de los niños. Los psicólogos, en cambio, nos invitan a enfocarnos en otros puntos antes de satanizar a los videojuegos.
Como cualquier otra actividad recreativa infantil, los expertos de Centro de Psicología de Bilbao, España, señalan que los videojuegos en sí mismos no suponen una amenaza. Una buena administración del tiempo que los chicos dedican al ocio evitará que la balanza se incline desfavorablemente a una actividad.
En su página web centro-psicologia.com afirman que el uso y control que se ejerza sobre los videojuegos impedirá que los chicos desarrollen una actitud compulsiva ante al bienestar que les produce sentirse ganadores, poderosos y fuertes en el mudo virtual.
¿Sabes lo juega que tu hijo? Sobre el contenido de los videojuegos
Existe una clasificación por edades que permite a los padres saber el tipo material al que sus hijos están expuesto mucho antes de que enciendan la consola o el computador.
La diversión electrónica no siempre es negativa, hay videojuegos muy lúdicos, educativos, creativos, de habilidad y coordinación, que estimulan la agilidad mental y destreza motora. Incluso se pueden utilizar los videojuegos para afianzar conceptos que se han desarrollado en el aula.
La selección de un videojuego no debe quedar a criterio del niño, son los padres quienes tienen la responsabilidad de elegir el tipo de diversión que darán a sus hijos y qué tiempo le dedicarán. Hay que determinar qué juguetes, programas de televisión, actividades artísticas, deportivas y recreativas, páginas Web, libros y por supuesto, videojuegos son los adecuados para su nivel de madurez.
Lamentablemente, con el auge de la piratería y la falta de supervisión de los padres, a los niños se les hace fácil conseguir videojuegos en los que se promueven las acciones violentas y delictivas, el odio, la intolerancia, el machismo, el enriquecimiento fácil y la discriminación. Otros productos electrónicos si bien no pueden clasificarse como violentos no aportan absolutamente nada al niño.
Las causas de que exista una adicción a los videojuegos son muy diversas, pero nos podemos encontrar con las siguientes:
Personalidad dependiente: Hay personas que por su personalidad tienden más a la adicción que otras.
Problemas familiares (falta de comunicación, incomprensión, separaciones dramáticas, poca dedicación al niño por motivos laborales...)
Problemas escolares/ sociales. Escasa integración en un grupo de amigos, soledad, desmotivación escolar.
Cuando es demasiado para un niño: Detectando la adicción a los videojuegos
De la Web del Centro de Psicología de Bilbao tomamos estas señales de alerta que podrían ser evidencia de adicción a los videojuegos y recomendaciones para tratarla:
El niño parece estar absorto al jugar, sin atender cuando le llaman.
Siente demasiada tensión e incluso aprieta las mandíbulas cuando está jugando.
No aparta la vista de la televisión o pantalla.
Empieza a perder interés por otras actividades que antes practicaba.
Trastornos del sueño.
Mayor distanciamiento de la familia y amigos.
Problemas con los estudios.
No respeta de ninguna manera los horarios estipulados.
Conoce demasiados juegos, personajes y programas virtuales.
Pasa más dos horas diarias frente a la pantalla.
Juega en varios dispositivos electrónicos (televisión, computadora, celulares).
decir, que no siente apetencia por otras cosas y el tiempo de ocio lo dedica íntegramente a este juego.
¿Qué podemos hacer?
Algunas recomendaciones para padres o educadores son:
· Realizar conjuntamente con el niño un horario para que se reparta equilibradamente el tiempo. Con disciplina los padres deben enseñar a los niños a respetar los horarios. Establecer jerarquías en el esquema de acción diaria, a partir de la naturaleza e importancia de las actividades. Apartamos las horas destinadas al sueño, comidas, la higiene, las tareas escolares, pero, por lo regular, descuidamos a los muchachos en su tiempo libre, no supervisamos las actividades que realizan en estas horas a menos que afecten su rendimiento escolar, lo cual a juicio de los psicólogos es un error.
· Proponer nuevas actividades que le resulten de interés.
· Utilizar los videojuegos como "premio" por la correcta realización de sus tareas escolares, demostrándole que el estudio es lo primero.
· Finalmente, algunos padres pueden considerar necesario contar con la ayuda de un profesional.
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