lunes, 3 de enero de 2011

Las pedideras y exigencias de propinas el 24 y el 31 de diciembre pasados


Se supone que la propina es algo que se da a empleados de establcimientos comerciales, especialmente bares y restaurantes, por voluntad y espontaneidad de quien la otorga.


No se está obligado a dar propina a nadie. Es un gesto que está a discreción de quien lo concede.


Sin embargo, hay negocios, restaurantes, cafeterías, tiendas e inclusive supermercados, que cuentan con empleados que, cuando no la exigen abiertamente, pues la sugieren y presionan para que se produzca, lo que se traduce en una necedad de parte de los dependiendes y en una incomodidad para los clientes.


Este fenómeno cobró fuerza los días 24 y 31 de diciembre pasados, inclusive en negocios de reconocida tradición y donde se creía los empleados respetaban a su clientela, a propósito de las festividades navideñas.


Hay una especie de restaurant-cafetería ubicado en una muy popular esquina de la avenida 27 de Febrero que se dispuso a vender cerdo asado durante los días referidos a quienes así lo quisieran.


La mesa que habilitaron para ubicar el cerdo que vendían tenía una caja o jarra que indicaba que era para el depósito de propinas; pero cuando quien compraba llegaba al cajero a pagar el producto, ahí había otro caja o jarra para para las paropinas.


Esto sólo con lo que tiene que ver con las "sugerencias"...


Pero el asunto no se quedaba ahí: quienes atendían a los clientes que formaban larga fila hacían el trabajo con displicencia, adrede, retrasando el servicio para hacer saber abiertamente que los depósitos de propinas esaban ahí, vacíos; que nadie había echado nada en los recipientes, señalando que no había que desesperarse, que se podía dar tiempo al tiempo, y hasta llegaron a enrostrar que quienes compraban eran especie de "comesolos", gente que se entiende está disfrutando de los privilegios del Gobierno, y todo lo quieren sólo para ellos, y a más más nadie dan, porque no habían aportado gratificación alguna.

El caso es que hasta un reconocido dirigente del opositor Partido Revolucionario Dominicano, Eligio Jáquez, estuvo comprando en ese negocio la noche del 31, quien, parece que incómodo por el comportamiento de los empleados, a pesar de las exigencias solapadas, a pesar de las "puyas" que lanzaban, decidió no dar nada.

En esto debe intervenir la gerencia del establecimiento, que si bien goza de prestigio y tradición, los clientes pueden cansarse de las necedades y las desconsideraciones de sus dependientes.

Es probable que muchos de los que asistieron a comprar el cerdo estuvieran dispuestos, decididos a gratificar a quienes les vendía, y que luego de ver la presión que ejercía desistieran de hacerlo. Así no se puede. (La foto es de Fuente Externa).

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