martes, 8 de febrero de 2011

PERIODISMO Y POLITICOS

Por Fernando Peña

Nadie en su sano juicio puede negar que los medios de comunicación se han convertido en un foco de interés imprescindibles. Con el avance de las tecnologías se ha incrementado el poder de influencia de los medios, por la facilidad con que llegan a la sociedad.

Para los que el periodismo y el mundo de la política es nuestra pasión absoluta, esa realidad nos extrémese, nos preocupa ante el poco entendimiento que de ellas tienen nuestros políticos de todos los niveles.

El periodismo de hoy, guste o no, es una profesión alineada con un bando u otro.

En la mayoría de casos el político desdeña al periodista político, al militante, que en casi todos los casos es mas ético y transparente que el que se dice neutral, pero que esta con todos y con nadie. Son periodistas aplaudidores! El periodismo, a veces, avergüenza!

El periodismo de Santiago, y en todo el país, salvo excepciones imperceptibles, ha dejado de ser luz y guía para transformarse en materia gris sometida al poder, al gobierno, que lo utiliza para fabricar argumento, orientar debates, manipular y controlar a la sociedad.

Y no es que un periodista no tenga derecho a defender su partido, su gobierno, no, es que muchos se presentan como independientes, le cogen a todos, están en todos los gobiernos.

Y lo penoso es que el periodista recibe mala paga y menos ingresos que cualquier burócrata necesario. Es como si rogara un favor en vez de presentar una oferta de trabajo.

Mauricio Velasco ha expresado que “mientras la política puede considerarse como el arte de gobernar, el periodismo puede ser comprendido como el arte de de manejar la información; por tanto, uno y otro aspecto giran en relación a la sociedad y por tanto tienen un carácter público que se fundamenta sobre la ética”.

Nunca debemos olvidar, que históricamente no ha habido una separación tajante entre Estado y prensa, sino más bien una relación incestuosa debido a las ventajas mutuas para sus intereses políticos y económicos.

Ahora observamos una actitud peligrosa: una relación directa entre periodistas y poder político. Ya no es solo entre medios y poder político Ya no hay mediación, es una relación directa que busca lucrar e influir, no es un compromiso político por convicción ideológica o afinidades de propósitos.


Habrá que inducir, educar a la ciudadanía para que establezca una lectura crítica de los medios, de los periodistas; el lector, el oyente, tendrá que escarbar más allá de la supuesta realidad de la noticia, hacerle ver que la construcción de la noticia implica un recorte de la realidad, donde se dejan de lado aspectos fundamentales de la vida.

La generalidad de los políticos prefiere pagar para callar, por más relación político-financiera que se establezca entre el ejercicio del periodismo y el ejercicio del poder político, por más noviazgo que tengan, los políticos no tienen un particular aprecio por los periodistas y por la prensa.

Claro, no me refiero al periodista político, al que asume con responsabilidad su simpatía, su militancia política o ideológica, como la asumieron y le costó la vida a un Orlando Martínez, a un Gregorio García Castro, etc.

La política en nuestro país es mal vista y va por mal camino, y es que no hay una actitud de cambio, no se aplica el criterio de que la política es la tarea de lograr el mayor bienestar social con los menores esfuerzos y recursos.

Los periodistas políticos, lo que asumimos el compromiso partidario debemos hacer conciencia de que no es posible la política sin la comunicación y que a regañadientes la mayoría de políticos nuestros han tenido que aceptar que para comunicarse con sus potenciales electores deben hacerlo fundamentalmente utilizando los medios, periódicos, televisión, radio, Internet, la ¨videopolítica¨, el marketing, etc.

Recordemos que en su tiempo Hitler, Mussoline y Perón se las arreglaron perfectamente con la radio, los noticiarios proyectados en los cines.

Hoy en día la política pone en juego lo imaginario, las imágenes y la dramatización. Hoy se impone considerar entonces los efectos de la comunicación y de la mediatización, los efectos de la cultura de la mirada. Los distintos aspectos que podemos destacar son: las elecciones, la construcción del acontecimiento, la función del ciudadano-espectador y la democracia mediatizada.

Sépanlo amigos periodistas y políticos!

El autor es periodistas