En los últimos tiempos se ha incrementado el mal comportamiento entre los beisbolistas. La fama y el dinero los envuelve de una manera incorrecta. Tan pronto comienzan a ganar “dollars”, lo primero que compran es un revólver, en vez de un guante o bate, y lo segundo es un carro.
Lo último está perfectamente apropiado, pero el arma es funesto, pues si el hombre tiene “malas pulgas”, lo va a utilizar en un momento de rabia y ahí llega entonces el descalabro.
La mayoría de los peloteros provienen de zonas rurales, los cuales tienen aspiraciones urbanas y deseos de mejorar en el sentido económico, pero los pobres son escasos en el aspecto educación, no hubo “zapata” en esa niñez, y por lo tanto viven un mundo diferente a los que se sirvieron con cuchara grande, a los que les llegó la enseñanza a su debido tiempo y sus padres se preocuparon por enviarlos a la escuela y darle en la casa los conocimientos naturales que se necesitan en el diario vivir.
Nos da pena enumerar los “players” que han delinquido, todo el mundo lo sabe, pero debemos buscar rápidamente cómo solucionar este tremendo problema, que tiene preocupado a toda la comunidad dominicana, ya que en eso está involucrada nuestra imagen del país que más exporta peloteros a los Estados Unidos (Grandes Ligas y Ligas Menores).
Vamos todos, autoridades y deportistas en general, a poner nuestra contribución en aras de buscar soluciones a ese comportamiento desmedido.