Definitivamente la Palabra de Dios nos enseña a ser ferviente en la oración, vehemente, efusivo, apasionado, fogoso, como era y sigue siendo Jesús.
Que nuestro entusiasmo y admiración por el acto mediante el cual hablamos con Dios, no se apague, los hombres de la fe, sacaron fuerzas de la debilidad y triunfaron.
La Biblia dice de Jesucristo: “Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba” (Lc 5:16).
“Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba” (Mr 1:35).
“Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente” (Heb 5:7).
Él es nuestro modelo de oración y el ejemplo a seguir sin desmayar.
La oración es la nutrición, respiración, y la inspiración del alma.
Es nuestra fuente de poder y fortaleza.
Una preciosa promesa que Jesús plasmó en sus enseñnzas acerca de la oración es que el Espíritu Santo nos ayuda al orar.
“Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles".
'Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos." {Romanos 8:26,27}.
Señor del cielo y de la tierra, hoy venimos postrados a tu presencia, nos encomendamos a ti sabiendo que eres el único refugio y fuente de bendición a quien podemos acudir en el momento de la angustia y de enfermedad, de la hora difícil que encontramos en nuestro diario vivir.
Y estamos seguros por la fe, que a cada persona que se encuentra atravesando por una dura situación, tu en este día, estarás abriendo una puerta de gozo y bendición, de paz y armonía, de seguridad y fortaleza, de abundancia y de cosecha.
Los milagros y sanidades que recibimos en este día vienes de ti que esres el Padre de la luces, de toda misericordia, y Dios de toda consolación.
Toda la gloria y la honra sean a ti Jesús. En tu nombre oramos, Amén.
Nuevas del bien, Maranatha,
La Biblia dice de Jesucristo: “Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba” (Lc 5:16).
“Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba” (Mr 1:35).
“Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente” (Heb 5:7).
Él es nuestro modelo de oración y el ejemplo a seguir sin desmayar.
La oración es la nutrición, respiración, y la inspiración del alma.
Es nuestra fuente de poder y fortaleza.
Una preciosa promesa que Jesús plasmó en sus enseñnzas acerca de la oración es que el Espíritu Santo nos ayuda al orar.
“Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles".
'Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos." {Romanos 8:26,27}.
Señor del cielo y de la tierra, hoy venimos postrados a tu presencia, nos encomendamos a ti sabiendo que eres el único refugio y fuente de bendición a quien podemos acudir en el momento de la angustia y de enfermedad, de la hora difícil que encontramos en nuestro diario vivir.
Y estamos seguros por la fe, que a cada persona que se encuentra atravesando por una dura situación, tu en este día, estarás abriendo una puerta de gozo y bendición, de paz y armonía, de seguridad y fortaleza, de abundancia y de cosecha.
Los milagros y sanidades que recibimos en este día vienes de ti que esres el Padre de la luces, de toda misericordia, y Dios de toda consolación.
Toda la gloria y la honra sean a ti Jesús. En tu nombre oramos, Amén.
Nuevas del bien, Maranatha,
Pastor Antonio Regalado
Congregación Maranatha, Inc.
15 South Main Street
Uxbridge, MA 01569
(508) 820-8084