Sagrario Gómez 27/6/2011
El Piñón, la Auyama, Pedro García.-De blanco, puro e impecable, como una virgen, tal como se lo había prometido don Flor, doña Elvirita entró a la iglesia de su comunidad El Piñón, para dar el sí , a su novio de 84 años, Ramón Florentino Ramos.
Él, de traje, bien puesto, lucía algo nervioso frente al sacerdote, que para distender los nervios, hizo un par de chistes que cayeron de maravilla a los parroquianos, quienes vestían su mejor atuendo, bien peinados y con rostro de felicidad.
La iglesia de los Sagrados Corazones de El piñón estaba repleta, desde tempranas horas comenzaron a llegar los vecinos, hijos, nietos, bisnietos y hasta tataranietos en un hecho sin parangón en la comunidad y que ha llamado la atención de todos.
Don Flor, acordeonista de profesión, quien laboró igualmente en una escuela en Santiago, retirado, dice que está feliz, y ahora más que ha jurado frente a Dios amar y respetar a Elvirita para toda la vida.
La cita en la iglesia, fue un viernes lluvioso de junio, a las diez de la mañana, el compromiso tuvo como testigo al sacerdote de la comunidad, quien manejó con destreza el peculiar enlace.
“Espíritu santo, yo quiero una esposa buena, que me cuide y no me haga lo mal hecho”, esa era la plegaria de don Flor desde que murió su esposa hace más de tres años, y finalmente fue escuchado.
Prendido del brazo derecho de su novia, juró en la casa de Dios amar y respetar para toda la vida la que seleccionó como su compañera de todas las noches.
El padre les dio la bendición, se colocaron los anillos, hicieron los juramentos y el esperado beso tuvo su repetición a solicitud de los invitados, y hasta del Sacerdote.