La televisión tradicional, a la usanza de otros años, ha ido desapareciendo o se ha quedado relegada a un plano secundario.
El esquema de los programas kilométricos de los fines de semana se
quebró hace tiempo, como se pudo ver con la desaparición de El Gordo de la Semana.
Los shows de variedades de la noche se fueron a pique, y los que aún quedan no son ni sombra de lo que eran antes. Lo más penoso de todo es que las novedades con las cuales se busca llenar esos espacios no son más que copias y clonaciones de programas que ya se han hecho en otras partes, como es el caso de los denominados "realitity shows" con encierros en casas, competencia de bailes y pruebas de resistencia.
El impacto que se busca con los mismos se consigue a medias, debido a que esos programas ya la gente los ha visto a través de los canales
internacionales que se sirven a través del cable. A la televisión criolla le hacen falta programas originales, creativos, que verdaderamente provoquen el interés de la gente.
Hay productores que deberían asumir la iniciativa que ha tomado El Show del Mediodía, de plantearse una renovación estructural, lo cual como se puede ver le ha dado un gran resultado. En el Show del Mediodía se vieron en la disyuntiva de renovarse o morir.
Se decidieron por lo primero, posibilitando la continuidad de un
programa que es ya un patrimonio del pueblo en la televisión criolla.