El mismo oficial que hace tres décadas fue ideólogo, y casi un lustro después creó el primer andamiaje instituido hoy como Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), integró a policías y militares al combate contra ese flagelo, descifró el mapa de rutas e identificó el uso de naves a través de cielo, mar y tierra por el narcotráfico, hoy se revela contra su obra, decidido a revertirlo todo si regresara a ella, aunque ahora para “destruirla”, a cambio de una agencia con oficiales académicos que juren reivindicar su nombre.
El ex general de brigada Freddy González Estrada, miembro de una generación de oficiales jóvenes de las ramas militares y de la Policía que acariciaron con fervor ese compromiso, manifiesta ahora su desilusión por los escándalos internos que han lastimado la imagen de la DNCD, muchos de cuyos integrantes que le juraron lealtad terminaron sirviéndole al crimen organizado a cambio de dinero, drogas, propiedades, o matando a ciudadanos, incluyendo a sus propios compañeros.
“Así como la hice, la destruyo”, respondió Estrada, sin titubeos, a la pregunta sobre que cambiaría para reconquistar el prestigio de la agencia antinarcóticos, y afi anzar su trabajo, ante la eventualidad de un regreso a ella.
“Siempre he dicho que si tengo que volver la desarmo entera; no me quedaría siquiera con la que limpia”, anotó.
Estrada, quien dejó sus estudios en Estados Unidos y regresó al país para ingresar a la academia militar, a los 19 años, trabajó en un proyecto para enfrentar la lucha contra el naciente narcotráfi co, sacando de ahí el Centro de Información y Coordinación Conjunta (CICC), que empezó a trabajar “en secreto” desde 1982 hasta 1986, cuando quedó instituida la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD).
Para esa ocasión, en el país se hacía poca referencia a drogas, las calles eran menos peligrosas, los ciudadanos tenían mayores opciones de esparcimiento, había menos temor a un ataque y mayores garantías para sus vidas.