Por Américo Celado
José Tejada Gpomez (Cheo) representaba la experiencia, la decencia, lo ético, en un conglomerado cuestionado por su proceder, por un accionar con el principal objetivo de agenciarse clientes sin importarle la institución ni el futuro ni la salud de los premios Casandra.
El clientelismo venció a Cheo, el pago de pasajes aéreos, de “viáticos” a coleguitas que hacen de cada contienda electoral su zafra, las malas prácticas fueron mejores que los planteamientos programáticos.
La intromisión de empresarios artísticos, productores de televisión y empresarios radiales con todo y sus poderes económicos a favor de la candidatura contraria a la de Tejada Gómez resultó un factor determinante para que perdiera Acroarte, nunca Cheo.
Lamentablemente todo seguirá igual o peor en Acroarte, una casa nacional convertida en oficina de connotados cronistas para vender sus programas, facturar y contactar a personas de su interés en el país o en el extranjero a través del teléfono, pero el pago de la factura le corresponde a la entidad.
Seguiremos observando lleno de indignación la escandalosa y sorprendente presencia de los Pitbull, Jean Carlos Canela y demás recibiendo Casandra al Mérito precisamente sin tener ningún mérito… Ah, ¿cómo que no? Lo económico lo puede todo.
Cheo encarnó la dignidad en este proceso, reflejada en una campaña cargada de propuestas que buscaban rectificar el derrotero por el que ha sido encausada Acroarte en los últimos tres mandatos, de quienes han perdido el control de sus ambiciones.
Que pena, perdió Acroarte no Cheo, quien se erige como un monumento a la pulcritud y al criterio ético… No cabe dudas, el dinero nuevamente superó a la vergüenza.