NUEVA YORK._ En esta ciudad, donde la diversidad étnica, su extensión territorial, las características de su estructura y otros factores, facilitan la actividad delictiva, el Departamento de Policía (NYPD) ha encontrado una eficaz herramienta que ayuda a la uniformada a combatir con enorme éxito a los criminales: 2.000 cámaras de vigilancia instaladas en todos los rincones de la metrópolis, inclusive, hasta debajo de la tierra, se encargan de auxiliar a la policía en la tarea de mantener a los antisociales fuera de circulación. Los aparatos sumarán 3.000 antes del décimo aniversario del ataque terrorista del 11 de septiembre, informó la institución del orden.
Además del ADN, que contribuye también a sacar inocentes de las cárceles injustamente condenados, los ojos electrónicos “miran” desde todos lados, hacia todas partes y pululan las zonas de mayor y menor tránsito.
Una de sus virtudes es la de que cooperar en la identificación de asesinos, atracadores, violadores y otros delincuentes, luego de que son captados en sus fechorías, lo que permite al NYPD hacer retratos hablados de inmediato, difundir los videos en los medios y agilizar sus capturas.
Hasta el momento hay 2.000 de esas cámaras, que incluyen la vigilancia electrónica en intersecciones y semáforos con lo que ayudan a multar choferes que violan las reglas de tránsito. Por ejemplo, si un conductor se pasa en rojo, la cámara en el semáforo retrata el número de placa del vehículo y al propietario o chofer, sumando a ello el modelo, el color y la ruta tomada por el vehículo.
La multa se activa automáticamente en el sistema electrónico de la ciudad y al buzón del infractor llega una copia de lo retratado conteniendo el ticket, citación a la corte y la imagen que tomó la cámara.
El comisionado del NYPD Raymond Kelly, anunció ayer que a las 2.000 cámaras se agregarán otras 1.000 y el proyecto tiene un costo de 200 millones de dólares. “El Anillo de Acero”, una estructura que también se usa en Inglaterra y otros países europeos, sirve también para monitorear actividades terroristas y perseguir delincuentes comunes.
La mayoría de esos “ojos” están instalados en la parte baja y el centro de Manhattan y el programa se irá extendiendo paulatinamente a toda la ciudad, aunque en barrios de alto índice de criminalidad ya funcionan.