Entre el sabor y la nostalgia por República Dominicana
MADRID.- Mencionar Cuatro Caminos es hacer alusión a la dominicanidad. Lo dice en todos lados: en la música que se escucha, en las peluquerías con letreros con la Bandera Nacional pintada, en las tiendas de alimentación donde venden desde jugo de chinola hasta galletitas saladas y salami, y en la cafetería donde se encuentran los pasteles en hoja y el bizcocho con suspiro “como el que hacen en República Dominicana”.
Perteneciente al Distrito de Tetuán, al noroeste de Madrid, Cuatro Caminos se distingue por una importante presencia de dominicanos. Y aunque es cierto que la comunidad criolla está extendida por toda la capital española -especialmente en el sur-, este barrio es el que concentra la mayor cantidad de negocios de dominicanos.
A principios de los años 90, fue la zona donde más se asentaron quienes emigraron de República Dominicana y, poco a poco, fue surgiendo la necesidad de nuevos establecimientos comerciales orientados a ese público.
“Los locutorios -centros de llamada- se podían contar cuando me mudé en la zona”, recuerda Santos Matos, quien abrió uno de estos locales y una agencia de envíos de remesas, en 1996. Desde que se mudó allí se dio cuenta de la necesidad de este tipo de negocios. “Empecé con cuatro tablas”, dice Santos, y poco a poco vio cómo el establecimiento iba progresando. Luego fueron surgiendo otros comercios que, de cierta manera, acercaban a los dominicanos residentes allí a sus raíces.
Marcos Cross, ex-Cónsul de República Dominicana en Madrid, fue el primero en instalar una tienda de alimentación -conocida como la bodega de Marcos- en Cuatro Caminos. Allí ofrece los alimentos más básicos de República Dominicana, una larga lista que incluye guandules, harina de maíz, yuca, batatas, embutidos, aguacates y especias. Es de los comercios más emblemáticos y fructíferos de la zona.
“El dominicano busca lo suyo”, asegura Ventura Cross (Mercedita), actual administradora del supermercado, que, además de los criollos, ofrece productos de Ecuador, Argentina, Cuba, México y Venezuela.
Esfuerzo y pasión
Cuando se trata de ser ingeniosos, el dominicano se las trae. Es así como Mariana Rosario convirtió una dificultad en una oportunidad. Cuando llegó a Madrid empezó a trabajar como empleada doméstica, pero era alérgica a los perros y en casi todas las casas tenían uno.
Fue entonces cuando decidió dedicarse a la cocina y, entre las recetas de su madre y las propias, comenzó a hacer quipes, pastelitos, jalao, dulce de leche… Pronto el sabor de Mariana se fue haciendo popular y no pasó mucho tiempo para que abriera la cafetería y pastelería Dedo, otro de los establecimientos simbólicos de Cuatro Caminos, el lugar ideal para quienes buscan los tradicionales “chimis”, pasteles en hoja, bizcochos y jugos naturales.
“Mi interés era hacer las cosas que los dominicanos extrañaban. Tener un rinconcito de allá”, cuenta.
“Es el bar-restaurante más conocido de los dominicanos”, asegura Bolívar Reyes, propietario de Esquina Caribeña. Y lo cierto es que es todo un clásico entre los negocios de Cuatro Caminos.
“Pica pollo”, longaniza, pescado frito, mangú y prácticamente cualquier otro plato típico de la gastronomía dominicana componen el menú del restaurante.
Entre las bebidas, hay dos que nunca faltan: la cerveza Presidente y el ron Brugal. La Esquina Caribeña es el lugar perfecto para una tarde de “cañas” -cervezas- o para recordar con un bocado cómo se come en República Dominicana.
Y es que aunque muchos de los primeros residentes dominicanos ya se han mudado de Cuatro Caminos, el barrio se mantiene como el punto de encuentro donde los criollos se reúnen a comer, a beber y, como dice Mercedita, “a recordar, con nostalgia, todo lo que se goza en Santo Domingo”.
Perteneciente al Distrito de Tetuán, al noroeste de Madrid, Cuatro Caminos se distingue por una importante presencia de dominicanos. Y aunque es cierto que la comunidad criolla está extendida por toda la capital española -especialmente en el sur-, este barrio es el que concentra la mayor cantidad de negocios de dominicanos.
A principios de los años 90, fue la zona donde más se asentaron quienes emigraron de República Dominicana y, poco a poco, fue surgiendo la necesidad de nuevos establecimientos comerciales orientados a ese público.
“Los locutorios -centros de llamada- se podían contar cuando me mudé en la zona”, recuerda Santos Matos, quien abrió uno de estos locales y una agencia de envíos de remesas, en 1996. Desde que se mudó allí se dio cuenta de la necesidad de este tipo de negocios. “Empecé con cuatro tablas”, dice Santos, y poco a poco vio cómo el establecimiento iba progresando. Luego fueron surgiendo otros comercios que, de cierta manera, acercaban a los dominicanos residentes allí a sus raíces.
Marcos Cross, ex-Cónsul de República Dominicana en Madrid, fue el primero en instalar una tienda de alimentación -conocida como la bodega de Marcos- en Cuatro Caminos. Allí ofrece los alimentos más básicos de República Dominicana, una larga lista que incluye guandules, harina de maíz, yuca, batatas, embutidos, aguacates y especias. Es de los comercios más emblemáticos y fructíferos de la zona.
“El dominicano busca lo suyo”, asegura Ventura Cross (Mercedita), actual administradora del supermercado, que, además de los criollos, ofrece productos de Ecuador, Argentina, Cuba, México y Venezuela.
Esfuerzo y pasión
Cuando se trata de ser ingeniosos, el dominicano se las trae. Es así como Mariana Rosario convirtió una dificultad en una oportunidad. Cuando llegó a Madrid empezó a trabajar como empleada doméstica, pero era alérgica a los perros y en casi todas las casas tenían uno.
Fue entonces cuando decidió dedicarse a la cocina y, entre las recetas de su madre y las propias, comenzó a hacer quipes, pastelitos, jalao, dulce de leche… Pronto el sabor de Mariana se fue haciendo popular y no pasó mucho tiempo para que abriera la cafetería y pastelería Dedo, otro de los establecimientos simbólicos de Cuatro Caminos, el lugar ideal para quienes buscan los tradicionales “chimis”, pasteles en hoja, bizcochos y jugos naturales.
“Mi interés era hacer las cosas que los dominicanos extrañaban. Tener un rinconcito de allá”, cuenta.
“Es el bar-restaurante más conocido de los dominicanos”, asegura Bolívar Reyes, propietario de Esquina Caribeña. Y lo cierto es que es todo un clásico entre los negocios de Cuatro Caminos.
“Pica pollo”, longaniza, pescado frito, mangú y prácticamente cualquier otro plato típico de la gastronomía dominicana componen el menú del restaurante.
Entre las bebidas, hay dos que nunca faltan: la cerveza Presidente y el ron Brugal. La Esquina Caribeña es el lugar perfecto para una tarde de “cañas” -cervezas- o para recordar con un bocado cómo se come en República Dominicana.
Y es que aunque muchos de los primeros residentes dominicanos ya se han mudado de Cuatro Caminos, el barrio se mantiene como el punto de encuentro donde los criollos se reúnen a comer, a beber y, como dice Mercedita, “a recordar, con nostalgia, todo lo que se goza en Santo Domingo”.