Entre risas continuas la intérprete del tema ¨La pimienta es la que pica¨ respondió ser millonaria del amor, el respeto y la admiracion conservada por todos sus seguidores durante sus 30 años en el arte popular.
Manuela Josefa Taveras Cabrera, oriunda de la provincia Santiago Rodríguez, fue bautizada desde pequeña con el sobrenombre de La Vieja Fefa por el fenecido músico típico Tatico Henríquez. Hija menor de María Taveras y Eliseo Cabrera (don Joseíto) quienes procrearon además, a María Celeste, su única hermana. Relata haber nacido entre los instrumentos, ya que, su padre fue músico y propietario de un taller donde se reparaban acordeones, el cual funcionaba en su mismo hogar.
Desde sus inicios tuvo la intención de mantenerse en el gusto popular de todas las
generaciones y lo ha logrado.
Un día, a la edad de 7 años, en el trayecto del río a su casa, escuchó un merengue de Guandulito (uno de los principales exponentes en esa época del ritmo que significa campo adentro), lo que fue motivo para llegar a su casa, soltar los calabazos, tocar y cantar dicho merengue.
Aunque muchos no lo crean mi verdadera fecha de nacimiento es el 18 de septiembre del año 1944¨, expresó “la mayimba”.
vo
Sus años infantiles se caracterizaban por la ingenuidad, su inocencia era tan al extremo que a los 15 años todavía creía en la llegada de verdaderos reyes magos en los tiempos de navidad. De la mano de don joseíto, acudía a las galleras donde acostumbraba a tocar los domingos, atreviéndose a tomar el acordeón en los momentos de descanso, causa esta que le proporcionaba un dinerito como recompensa de su frescura. Su primera fiesta la realizó a los ocho años recibiendo 20 pesos como concepto de pago, administrado por su creador y recibiendo una proporción para darle costumbre de honestidad con el aprendizaje y el buen manejo del dinero. Su segundo contrato lo formalizó con Petan Trujillo, hermano del dictador Rafael Leonidas Trujillo, de quien recibió la suma de 100 pesos, que significaban millones en esa época, y pocas personas tenían esa cantidad de dinero, lo que provocó asombro y curiosidad de ver, ante los residentes en la comunidad liniera. Con ellos su padre compró dos vacas paridas y sobró dinero.
Manuela Josefa Taveras Cabrera, oriunda de la provincia Santiago Rodríguez, fue bautizada desde pequeña con el sobrenombre de La Vieja Fefa por el fenecido músico típico Tatico Henríquez. Hija menor de María Taveras y Eliseo Cabrera (don Joseíto) quienes procrearon además, a María Celeste, su única hermana. Relata haber nacido entre los instrumentos, ya que, su padre fue músico y propietario de un taller donde se reparaban acordeones, el cual funcionaba en su mismo hogar.
Desde sus inicios tuvo la intención de mantenerse en el gusto popular de todas las
generaciones y lo ha logrado.
Un día, a la edad de 7 años, en el trayecto del río a su casa, escuchó un merengue de Guandulito (uno de los principales exponentes en esa época del ritmo que significa campo adentro), lo que fue motivo para llegar a su casa, soltar los calabazos, tocar y cantar dicho merengue.
Aunque muchos no lo crean mi verdadera fecha de nacimiento es el 18 de septiembre del año 1944¨, expresó “la mayimba”.
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Sus años infantiles se caracterizaban por la ingenuidad, su inocencia era tan al extremo que a los 15 años todavía creía en la llegada de verdaderos reyes magos en los tiempos de navidad. De la mano de don joseíto, acudía a las galleras donde acostumbraba a tocar los domingos, atreviéndose a tomar el acordeón en los momentos de descanso, causa esta que le proporcionaba un dinerito como recompensa de su frescura. Su primera fiesta la realizó a los ocho años recibiendo 20 pesos como concepto de pago, administrado por su creador y recibiendo una proporción para darle costumbre de honestidad con el aprendizaje y el buen manejo del dinero. Su segundo contrato lo formalizó con Petan Trujillo, hermano del dictador Rafael Leonidas Trujillo, de quien recibió la suma de 100 pesos, que significaban millones en esa época, y pocas personas tenían esa cantidad de dinero, lo que provocó asombro y curiosidad de ver, ante los residentes en la comunidad liniera. Con ellos su padre compró dos vacas paridas y sobró dinero.