Los tesoros que guarda el trayecto de parte del Centro Histórico de Santiago, están cubiertos por casetas y forrados de enseres del hogar, vegetales y calzados.
La ruta que debería constituirse en un paseo placentero por las joyas arquitectónicas citadinas, se convierte en un laberinto donde los transeúntes tienen que hacer malabares.
Y pese a que la Asociación de Buhoneros del Centro Histórico de Santiago, rechaza que su membresía sea la culpable de tal arrabalización, lo cierto es que el problema existe.
Mientras los no-videntes se quejan de que no tienen espacio para circular, los buhoneros alegan que tienen la misión de dejar despejado y limpio su lugar de trabajo, cuando concluyen sus labores. Lo que no ocurre en las horas en que desarrollan sus jornadas de trabajo, que son en las que hay mayor circulación de personas en la zona.
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