jueves, 1 de diciembre de 2011
Ramón De Luna: una voz que no calla
Ana Carina Castillo vozdiaria.com.do
La vida de este polifacético ser humano ha sido bendecida por el más grande de los tesoros que el Todopoderoso nos pueda ofrecer, la familia.
Se hace imposible nombrarlo y obviar a su esposa, complemento y compañera de labores Minucha Pezzoti; con quien por 56 años ha compartido sus mejores y peores momentos y juntos han hecho de sus voces y talentos una referencia necesaria en la historia radiofónica del país.
En este tiempo donde las relaciones se disuelven con facilidad y las familias se debilitan por la falta de valores, muchos se preguntarán, ¿cómo mantener una relación estable por tanto tiempo?
“En 56 años de matrimonio hay sus pro y sus contra, lo que hay que saber es perdonar, comunicar, respetarse y compartir las afinidades. Yo puedo decir que he sido feliz en todos estos años de relación”.
Este matrimonio no tuvo la dicha de procrear, pero sí la de darse como padre y madre a los 12 sobrinos que criaron.
“Me hubiese gustado tener hijos con Minucha pero no pudo ser y no me pesa”, dijo De Luna con voz pausada. Agrega, “yo tuve un hijo que vive en Estados Unidos, a los dos años de edad vino aquí, Minucha lo acogió y lo crió. No necesariamente hay que procrear para amar y criar; cuando no se puede pues no se pudo”.
Otra mujer que es más que una bendición en la vida de esta reserva de la comunicación lo es Bélgica María Peguero viuda de Luna, su madre que con 101 años de edad aún vive.
A la que se refiere diciendo: “Mi madre es una mujer muy luchadora, el próximo 26 de mayo va a cumplir 102 años y está lúcida; la quiero como tú no te imaginas o como tú te imaginas querer a la tuya”.
Resaltó que cuando su padre perdió un empleo, ella mantenía la familia cociendo en una máquina Singer a pedales, “muchas veces comimos por eso. Ella vive en Santo Domingo y la visitamos con frecuencia”.
Su padre, Emilio Ramón De luna, de quien dijo heredó la voz inconfundible que posee, murió a la edad de 67 años. Lo describe como un hombre honesto, y de pocas palabras, que aunque se desempeñó como go-bernador y síndico en la era de Trujillo, “fue un ser que ayudó a mucha gente”.
La radio de hoy
Si alguien tiene propiedad para hablar de la radio, lo es Ramón de Luna quien sostiene que el periodismo radiofónico de hoy es pobre comparado con aquel que se hacía en Radio Mil Informando, la Situación Mundial y otros programas informativos de la época.
Destaca que muy pocos medios están contribuyendo a fortalecer los valores. Contrario a lo que a su entender sucede en Radio Amistad, “no se escuchan frases altisonantes y se respeta al oyente; quizás otras emisoras lo hagan pero no con la misma firmeza e intensidad que Radio Amistad”.
El comunicador coincide con muchos otros al afirmar que la Comisión Nacional de Espectáculos Públicos no funciona y que existe solamente para que “un grupito reciba un sueldo”.
“Aquí tiene que haber una reformulación de la ética, la libertad de expresión muchas veces raya en el libertinaje. El que utiliza un medio de difusión tiene que ser muy cuidadoso a la hora de elaborar una idea, sopesar y respetar a la personas”.
Su visión de la política
Su trayectoria le basta para describir a los políticos de hoy día a los que cataloga de pocos sinceros y en su mayoría “farsantes”. “Hay políticos que han engañado, prometido, humillado y robado demasiado a este pueblo y por eso están siendo rechazados”.
Valida esta opinión al afirmar que tienen que venir cosas nuevas y gente no contaminadas, “con manos limpias que piensen en la patria, en erradicar la ignorancia, que inviertan en educación y en obras sociales no faraónicas”.
Es de seres extraordinarios no temerle a la muerte, a lo que Ramón De Luna añade, “estoy preparado para cuando llegue la hora de partir de este mundo; no he hecho daño a nadie y no me arrepiento de nada. Creo en Dios, sobre todo en Jesucristo, que si vuelve de nuevo a la tierra, lo linchan”.
El país, clama por hombres como Ramón De Luna, que no calla su voz ante las injusticias y barbaries que vive el pueblo dominicano. Donde su dignidad y vocación de servicio son innegociables.
“Para ser grande hace falta un 99 por 100 de talento, un 99 por 100 de disciplina y un 99 por 100 de trabajo”. William Flaulkner.
La combinación de estas tres cua-lidades ha hecho de Ramón De Luna una voz que no calla.