Su larga prolífica trayectoria como hacker en su Alemania natal está trufada de condenas por piratería, tráfico de información privilegiada, estafas con tarjetas de crédito y malversación de fondos. También empezó su carrera como hombre de negocios: hizo fortuna invirtiendo en acciones de empresas tecnológicas y con la venta de su participación mayoritaria en DataProtect, una empresa de seguridad en Internet. La compañía quebró un año después.
Es famoso en Alemania por burlar la seguridad de la Nasa, el Pentágono y Citibank tras su apodo, Kimble, y una imagen del personaje de Richard Kimble en la película 'El Fugitivo'.
Tren de vida
Su ritmo de vida quedó retratado en las fotografías que publicaba en su ahora vacía web, Kimble.org. En mayo de 2010 gastó 1 millón de dólares en el alquiler de un yate de lujo de 73 metros por una semana, su amarre en el puerto de Monte Carlo para asistir al Gran Premio de Fórmula 1 y la organización de descomunales fiestas para sus invitados, entre ellos el príncipe Rainiero de Mónaco.
Ese mismo año, sus amigos viajaron a un castillo en Irlanda en su jet privado para cazar faisanes, previa escala en Ibiza.
Durante la guerra de Afganistán, ofreció una recompensa de 10 millones de dólares a quien capturara a Bin Laden.
Su exhibicionismo como hacker le llevó a presumir de haber sido capaz de alterar la valoración de un crédito del excanciller alemán Helmut Kohl o de haber robado 20 millones de dólares a Citibank para donárselos a Greenpeace. No hay pruebas de ninguno de los dos hechos.
Maestro de la especulación
En 2001 invirtió 375.000 dólares en LetsBuyIt, un portal de venta online al borde de la quiebra. "Estoy completamente convencido de que LetsBuyIt puede lograr beneficios a pesar de sus problemas", afirmó ante la prensa. Fue arrestado al año siguiente cuando, tras anunciar que gastaría otros 50 millones de dólares en la empresa, las acciones subieron como la espuma y al vender su participación se embolsó 1,5 millones de dólares. Nunca realizó dicha inversión.
Detenido por ello en Tailandia, deportado a Alemania y condenado a 20 meses de cárcel y una multa de 100.000 euros, se presentó a sí mismo en el aeropuerto de Munich como "Su Alteza Real Kimble Primero".
Siempre se las ingenió para no salir muy perjudicado de los procesos judiciales, y en 2003 un artículo puso de manifiesto su vida basada en el farol. "Incluso contrató a una modelo que había posado en Playboy para que fingiera que él la atraía mientras se paseaba por el Caribe en un yate alquilado que hacía pasar como de su propiedad".
En 1999 fue visto haciéndose fotos dentro de los aviones estacionados en el aeropuerto de Munich para después hacer creer a la gente que eran suyos.
En 2003 se mudó a Hong Kong, donde domicilió sus empresas en el piso 45 de un imponente rascacielos. El lugar se correspondía con la sede de una empresa que alquilaba salas de juntas y recepcionistas a otras pequeñas compañías que no se las podían permitir.
Schmitz está incluido por la prensa de Nueva Zelanda entre las diez personas más ricas del país. A pesar de eso, intentó sin éxito adquirir una suntuosa villa por 25 millones de dólares a causa de las trabas administrativas. Tuvo que conformarse con alquilar otra vivienda, de la que salía poco y con escolta en Rolls Royce descapotables o Cadillacs de 1950.
Es famoso en Alemania por burlar la seguridad de la Nasa, el Pentágono y Citibank tras su apodo, Kimble, y una imagen del personaje de Richard Kimble en la película 'El Fugitivo'.
Tren de vida
Su ritmo de vida quedó retratado en las fotografías que publicaba en su ahora vacía web, Kimble.org. En mayo de 2010 gastó 1 millón de dólares en el alquiler de un yate de lujo de 73 metros por una semana, su amarre en el puerto de Monte Carlo para asistir al Gran Premio de Fórmula 1 y la organización de descomunales fiestas para sus invitados, entre ellos el príncipe Rainiero de Mónaco.
Ese mismo año, sus amigos viajaron a un castillo en Irlanda en su jet privado para cazar faisanes, previa escala en Ibiza.
Durante la guerra de Afganistán, ofreció una recompensa de 10 millones de dólares a quien capturara a Bin Laden.
Su exhibicionismo como hacker le llevó a presumir de haber sido capaz de alterar la valoración de un crédito del excanciller alemán Helmut Kohl o de haber robado 20 millones de dólares a Citibank para donárselos a Greenpeace. No hay pruebas de ninguno de los dos hechos.
Maestro de la especulación
En 2001 invirtió 375.000 dólares en LetsBuyIt, un portal de venta online al borde de la quiebra. "Estoy completamente convencido de que LetsBuyIt puede lograr beneficios a pesar de sus problemas", afirmó ante la prensa. Fue arrestado al año siguiente cuando, tras anunciar que gastaría otros 50 millones de dólares en la empresa, las acciones subieron como la espuma y al vender su participación se embolsó 1,5 millones de dólares. Nunca realizó dicha inversión.
Detenido por ello en Tailandia, deportado a Alemania y condenado a 20 meses de cárcel y una multa de 100.000 euros, se presentó a sí mismo en el aeropuerto de Munich como "Su Alteza Real Kimble Primero".
Siempre se las ingenió para no salir muy perjudicado de los procesos judiciales, y en 2003 un artículo puso de manifiesto su vida basada en el farol. "Incluso contrató a una modelo que había posado en Playboy para que fingiera que él la atraía mientras se paseaba por el Caribe en un yate alquilado que hacía pasar como de su propiedad".
En 1999 fue visto haciéndose fotos dentro de los aviones estacionados en el aeropuerto de Munich para después hacer creer a la gente que eran suyos.
En 2003 se mudó a Hong Kong, donde domicilió sus empresas en el piso 45 de un imponente rascacielos. El lugar se correspondía con la sede de una empresa que alquilaba salas de juntas y recepcionistas a otras pequeñas compañías que no se las podían permitir.
Schmitz está incluido por la prensa de Nueva Zelanda entre las diez personas más ricas del país. A pesar de eso, intentó sin éxito adquirir una suntuosa villa por 25 millones de dólares a causa de las trabas administrativas. Tuvo que conformarse con alquilar otra vivienda, de la que salía poco y con escolta en Rolls Royce descapotables o Cadillacs de 1950.