
La situación por la que atraviesa en la actualidad la corporación Kodak, como empresa y como marca icono y modelo de la gestión de comercialización fotográfica en el mundo durante largas décadas, debe servir de alerta a muchos capitanes de compañías que cuentan con negocios y marcas longevas en el mercado operando de espaldas a las tendencias y a los cambios que hoy se producen a una velocidad nunca antes conocida.
No son pocos los sorprendidos a escala global ante el anuncio de que la firma Eastman Kodak se prepara para acogerse al Capítulo 11 del Código de Bancarrota de Estados Unidos, ante la caída de sus acciones en un 28% lo que significa una disminución en 18 centavos de dólar a un mínimo de 47 centavos.
Haciendo un ejercicio de retrospectiva mental y situándonos en la década de los setenta y ochenta del siglo pasado, parecería insólito pensar que llegaría el día en que el coloso de la fotografía, rondando ya en ese entonces el centenario de su existencia, pudiese llegar algún día a la posibilidad de su desaparición del mercado.
Esa posibilidad comienza a ser una realidad hoy ante el surgimiento de la era digital que ha revolucionado ese mercado, colocando en posición de primacía a otras empresas surgidas como consecuencia del cambio en la aplicación de los recursos de la tecnología aplicadas al mundo de la fotografía.
Una resultante de la situación crítica por la que atraviesa esta emblemática firma, en términos económicos y de imagen pública, es la posibilidad de perder la plataforma de proyección universal que ha venido disfrutando en la última década, mediante la celebración en sus instalaciones del Teatro Kodak en los Ángeles California, de la famosa entrega del Oscar del cine norteamericano, por lo cual ha venido pagando la suma de 75 millones de dólares anuales por un contrato de 20 años.
No son pocos los sorprendidos a escala global ante el anuncio de que la firma Eastman Kodak se prepara para acogerse al Capítulo 11 del Código de Bancarrota de Estados Unidos, ante la caída de sus acciones en un 28% lo que significa una disminución en 18 centavos de dólar a un mínimo de 47 centavos.
Haciendo un ejercicio de retrospectiva mental y situándonos en la década de los setenta y ochenta del siglo pasado, parecería insólito pensar que llegaría el día en que el coloso de la fotografía, rondando ya en ese entonces el centenario de su existencia, pudiese llegar algún día a la posibilidad de su desaparición del mercado.
Esa posibilidad comienza a ser una realidad hoy ante el surgimiento de la era digital que ha revolucionado ese mercado, colocando en posición de primacía a otras empresas surgidas como consecuencia del cambio en la aplicación de los recursos de la tecnología aplicadas al mundo de la fotografía.
Una resultante de la situación crítica por la que atraviesa esta emblemática firma, en términos económicos y de imagen pública, es la posibilidad de perder la plataforma de proyección universal que ha venido disfrutando en la última década, mediante la celebración en sus instalaciones del Teatro Kodak en los Ángeles California, de la famosa entrega del Oscar del cine norteamericano, por lo cual ha venido pagando la suma de 75 millones de dólares anuales por un contrato de 20 años.
DONALD ROWLAND
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