Por Nelson Peralta lainformacion
Uno de los problemas más penosos que confrontan los países subdesarrollados como el nuestro, es la mendicidad. Un sinnúmero de personas con problemas físicos, lesiones por accidentes y congénitos que al no poder trabajar y ser gente de escasos recursos económicos se lanzan a las calles.
Algunos de ellos, tienen hasta representantes, gente que los lleva y los busca a las diferentes esquinas, es decir, muchas veces se hace de esta terrible realidad social un negocio.
Santiago, no escapa a esta situación dolorosa de ver niños desnutridos, cansados con la piel marcada por el uso de alucinógenos, limpiar cristales o solamente pedir limosnas.
Se observan gente sin brazos, sin las piernas o con heridas y malformaciones que nos muestra un cuadro dantesco de la pobreza de nuestra gente.
Pero es más lastimoso que ninguna institución del Gobierno dentro de los planes del Gabinete social cuente con un programa que pueda recoger a todas estas personas y darle asistencia médica y alimenticia y evitar su exposición en el peligro de las esquinas, intersecciones de los semáforos.
Es preciso reflexionar sobre esta vergüenza que representan estos dominicanos huérfanos de la fortuna que tal parece su única opción de vida es solicitar la ayuda de algún buen samaritano de la calle.