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SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Los bancos comerciales del país manejan el negocio de las tarjetas de crédito a su antojo, no importa leyes y reglamentos financieros. Existen trampas y ocultismo que buscan que los clientes paguen grandes sumas en intereses, que es donde los bancos obtienen los mayores beneficios.
“Las instituciones que ofertan este tipo de producto, no siempre dan toda la información que el tarjetahabiente o el consumidor necesita para, tomar las decisiones más oportunas, en un momento determinado, que luego ni siquiera sabe qué interés va a pagar. Porque esa información si se la dan es en una letra demasiado pequeña que no se lee o no se la pasan”, dijo el sicólogo y economista Joaquín Disla a Nuria Investigación Periodística.
Las ventajas de tener una tarjeta de crédito son múltiples, van desde poder realizar contrataciones de servicios (alquiler de vehículos, por ejemplo), evitar el robo de efectivo, hacer compras por Internet, entre otras. Sin embargo, pocos dominicanos conocen a cabalidad las implicaciones que conlleva manejar una tarjeta de crédito y los pormenores del contrato.
De varios ciudadanos que Nuria entrevistó en la calle, preguntándole si había leído la letra pequeñita del contrato de la tarjeta, sólo una persona, de cuatro, dijo haber leído esa parte del contrato.
“Las instituciones que ofertan este tipo de producto, no siempre dan toda la información que el tarjetahabiente o el consumidor necesita para, tomar las decisiones más oportunas, en un momento determinado, que luego ni siquiera sabe qué interés va a pagar. Porque esa información si se la dan es en una letra demasiado pequeña que no se lee o no se la pasan”, dijo el sicólogo y economista Joaquín Disla a Nuria Investigación Periodística.
Las ventajas de tener una tarjeta de crédito son múltiples, van desde poder realizar contrataciones de servicios (alquiler de vehículos, por ejemplo), evitar el robo de efectivo, hacer compras por Internet, entre otras. Sin embargo, pocos dominicanos conocen a cabalidad las implicaciones que conlleva manejar una tarjeta de crédito y los pormenores del contrato.
De varios ciudadanos que Nuria entrevistó en la calle, preguntándole si había leído la letra pequeñita del contrato de la tarjeta, sólo una persona, de cuatro, dijo haber leído esa parte del contrato.