viernes, 30 de marzo de 2012

Publicidad morbosa a la orden del día


La proliferación de vallas publicitarias en la que exhiben mujeres semidesnudas, con miradas y poses insinuantes, colocadas en todo el casco urbano de la capital dominicana, se ha convertido en parte habitual del paisaje con el que debe coexistir el ciudadano, sin importar que esos anuncios contengan publicidad morbosa, que atenta contra las normas y buenas costumbres de la sociedad.

Pese a que existe un organismo que regula la instalación de dicha publicidad en los espacios públicos, resulta común encontrar este tipo de propaganda en el territorio dominicano.

En ese sentido, el propio director de la Dirección de Tránsito y Movilidad Urbana del Ayuntamiento del Distrito Nacional, Ángel Segura, expresó: “lo que hacemos es que cuando detectamos una publicidad que afecta las buenas costumbres lo notificamos a la empresa y ante cualquier denuncia que se presente por parte de los ciudadanos, nosotros somos los responsables de ordenar que se desmonte”.

Ángel Segura aclara que la entidad que dirige es la encargada de controlar y monitorear este tipo de propaganda y afirma que aunque las vallas publicitarias pueden aparentar ser inofensivas, resultan en ocasiones más peligrosas que los anuncios transmitidos por otros medios de comunicación, debido a que son vistas por todos y no tienen regulación de horarios.

“Recientemente, retiramos varias vallas que contenían mensajes ofensivos a los Reyes de España y a una religión, también actuamos con rapidez en el retiro de la promoción de los calendarios de algunas “megadivas” por su contenido perturbador”.

Esta modalidad de publicidad se auxilia principalmente del sexo femenino para promocionar sus productos, usando a las mujeres como objeto lascivo, a fin de llamar la atención de los consumidores y futuros clientes masculinos, denigrando el papel y valor que con tanto sacrificio han ganado las féminas en el mundo.

En ese tenor, la defensora de los derechos de la mujer, María de Jesús Pola Zapico (Susi), considera como una práctica preocupante la explotación de estas imágenes, porque da el mensaje de son “objetos sexuales” y que están al servicio de los hombres en cuerpo y belleza.

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