Solange de la Cruz Matos
solangedelacruz@gmail.com
Santo Domingo
A unos 1,500 metros sobre el nivel del mar está La Pelada, una comunidad localizada en el municipio Jarabacoa. En ese punto de la cordillera central Dilenia Victoriano dirige una de las diez brigadas de reforestación con que cuenta el Plan para el Desarrollo Sostenible de la Cuenca del Río Yaque del Norte, conocido como Plan Yaque.
Se integró a ese ejército, conformado por un centenar de hombres y mujeres, en marzo del año pasado, y desde entonces, junto a sus compañeros y compañeras, no ha dejado de sembrar.
“Mi trabajo consiste en dirigir el grupo, que hagan el trabajo bien y uno hacer el trabajo. En esa brigada hacemos la franja, después se hace la corona, luego el hoyado con picos y puyones, y luego se siembra. Hasta ahora hemos sembrado pino criollo y almendro, y en las cañadas manaclas”, cuenta con satisfacción.
Y es que ella conoce la trascendencia vital de la labor que realizan: “Es importante sembrar porque la tierra si está pelada y llueve la capa de arriba se le va, y si está protegida el agua se mantiene y no arrastra tantoÖ El agua que suple el acueducto (de Jarabacoa) sale de aquí, de estos arroyosÖ y para que los hijos de uno vivan mejor”.
La brigada que dirige, integrada por ocho hombres y dos mujeres, está plantando en la comunidad La Travesía del Mulo, perteneciente a La Pelada. Llegan hasta los predios que reforestan a las 8:00 de la mañana, recorriendo una distancia considerable, y retornan a sus casas a las 4:00 de la tarde, tras una jornada de ocho horas por la que cada uno recibe una remuneración de RD$300 por día. A ella le pagan RD$350 por tener la responsabilidad de dirigir los trabajos. Los recursos para el pago de las brigadas de reforestación del Plan Yaque provienen del Proyecto de Pago por Servicios Ambientales (PSA), proyecto que también contempla un pago anual a los propietarios de las tierras reforestadas a cambio de conservar sus bosques.
Fue precisamente en La Pelada de Jarabacoa donde se inició la implementación del PSA debido a su importancia hídrica, puesto que el arroyo homónimo de la comunidad es la fuente principal del acueducto de Jarabacoa. Aquí unos 10 propietarios están recibiendo pagos por conservar sus bosques, y el programa se ha extendido a las comunidades de Manabao, El Arraigán y La Ciénaga. La meta es cubrir toda la cuenca del Yaque del Norte.
Victoriano cuenta que antes de llegar a La Travesía del Mulo, permanecieron durante ocho meses reforestando varias propiedades en El Cerro del Pino, a dos horas de camino. Cuando terminen las 800 tareas que ahora reforestan deberán volver allá para el seguimiento, que consiste en reponer las plantas que se hayan secado y limpiar el área. Luego comenzarán en otras propiedades que tienen una importancia estratégica para salvaguardar el Yaque del Norte y cuyos propietarios han accedido a entrar al PSA. Otros se resisten porque en su predios tienen ganado o plantaciones de tayota. Ambas prácticas, entre otras, atentan contra la supervivencia del afluente.
Se integró a ese ejército, conformado por un centenar de hombres y mujeres, en marzo del año pasado, y desde entonces, junto a sus compañeros y compañeras, no ha dejado de sembrar.
“Mi trabajo consiste en dirigir el grupo, que hagan el trabajo bien y uno hacer el trabajo. En esa brigada hacemos la franja, después se hace la corona, luego el hoyado con picos y puyones, y luego se siembra. Hasta ahora hemos sembrado pino criollo y almendro, y en las cañadas manaclas”, cuenta con satisfacción.
Y es que ella conoce la trascendencia vital de la labor que realizan: “Es importante sembrar porque la tierra si está pelada y llueve la capa de arriba se le va, y si está protegida el agua se mantiene y no arrastra tantoÖ El agua que suple el acueducto (de Jarabacoa) sale de aquí, de estos arroyosÖ y para que los hijos de uno vivan mejor”.
La brigada que dirige, integrada por ocho hombres y dos mujeres, está plantando en la comunidad La Travesía del Mulo, perteneciente a La Pelada. Llegan hasta los predios que reforestan a las 8:00 de la mañana, recorriendo una distancia considerable, y retornan a sus casas a las 4:00 de la tarde, tras una jornada de ocho horas por la que cada uno recibe una remuneración de RD$300 por día. A ella le pagan RD$350 por tener la responsabilidad de dirigir los trabajos. Los recursos para el pago de las brigadas de reforestación del Plan Yaque provienen del Proyecto de Pago por Servicios Ambientales (PSA), proyecto que también contempla un pago anual a los propietarios de las tierras reforestadas a cambio de conservar sus bosques.
Fue precisamente en La Pelada de Jarabacoa donde se inició la implementación del PSA debido a su importancia hídrica, puesto que el arroyo homónimo de la comunidad es la fuente principal del acueducto de Jarabacoa. Aquí unos 10 propietarios están recibiendo pagos por conservar sus bosques, y el programa se ha extendido a las comunidades de Manabao, El Arraigán y La Ciénaga. La meta es cubrir toda la cuenca del Yaque del Norte.
Victoriano cuenta que antes de llegar a La Travesía del Mulo, permanecieron durante ocho meses reforestando varias propiedades en El Cerro del Pino, a dos horas de camino. Cuando terminen las 800 tareas que ahora reforestan deberán volver allá para el seguimiento, que consiste en reponer las plantas que se hayan secado y limpiar el área. Luego comenzarán en otras propiedades que tienen una importancia estratégica para salvaguardar el Yaque del Norte y cuyos propietarios han accedido a entrar al PSA. Otros se resisten porque en su predios tienen ganado o plantaciones de tayota. Ambas prácticas, entre otras, atentan contra la supervivencia del afluente.