Robert Collins tiene 30 años y es un estudiante de enfermería del estado de Maryland. En 2004 empezó a trabajar como guardia de seguridad pero durante un año se ausentó por la muerte de su madre. Al iniciar los trámites para recobrar su empleo, le dijeron que le tocaría someterse al mismo proceso por el que había pasado cuando le contrataron: le tomarían las huellas dactilares, examinarían su expediente académico y se asegurarían de que no tenía antecedentes penales. Lo que nadie le dijo es que su entrevistador le pediría las claves de su cuenta de Facebook e inspeccionaría sus mensajes y sus fotos minuciosamente.
El caso de Collins se ha conocido porque él mismo se lo hizo saber a la Unión Americana de Derechos Civiles (ACLU), que presionó a los responsables de personal del estado de Maryland para que dejaran de examinar las cuentas de Facebook de quienes solicitan un empleo. La presión surtió efecto pero sólo parcialmente. Los entrevistadores ya no piden a los solicitantes las claves de su cuenta. Pero les obligan a conectarse durante la entrevista y mostrar los mensajes para comprobar que no esconden nada embarazoso.
Catherine Crump, abogada de ACLU, se quejaba hace unos días de que el cambio era insuficiente y recordaba que los ciudadanos tenían derecho a proteger su identidad en Internet: "Cualquiera se quedaría de piedra si su empresa insistiera en abrir su correo postal para ver si hay dentro algo de interés y es igual de intolerable que una empresa revise la cuenta de Facebook de una persona que busca trabajo".
Collins reconoce que aceptó dar su clave porque no podía permitirse perder el empleo. "No puedes decirlo en serio", recuerda que respondió a la solicitud del entrevistador. "Tan serio como un ataque al corazón", le dijo antes de introducir su clave y revisar su cuenta a sus espaldas. "Me explicó que estaba revisando mi muro y mis fotos para asegurarse de que no era miembro de una banda violenta. (…) No comprendo con qué derecho hacía una cosa así. Cualquier persona tiene derecho a hablar libremente siempre que sus palabras no sean una amenaza a la seguridad de los otros. Es un derecho básico que está escrito en la Constitución".
Los expertos confirman que Collins tiene razón. "Es como entregarle a alguien las llaves de tu casa", dice la catedrática Orin Kerr, que insiste en que ninguna empresa puede exigir las claves de Facebook de una persona a cambio de un empleo.
La denuncia de Collins ha llevado a los legisladores de Maryland a elaborar un proyecto de ley que elimine la ambigüedad y prohíba a las empresas exigir las claves de Facebook a quien quiera formar parte de su plantilla.
El caso de Collins se ha conocido porque él mismo se lo hizo saber a la Unión Americana de Derechos Civiles (ACLU), que presionó a los responsables de personal del estado de Maryland para que dejaran de examinar las cuentas de Facebook de quienes solicitan un empleo. La presión surtió efecto pero sólo parcialmente. Los entrevistadores ya no piden a los solicitantes las claves de su cuenta. Pero les obligan a conectarse durante la entrevista y mostrar los mensajes para comprobar que no esconden nada embarazoso.
Catherine Crump, abogada de ACLU, se quejaba hace unos días de que el cambio era insuficiente y recordaba que los ciudadanos tenían derecho a proteger su identidad en Internet: "Cualquiera se quedaría de piedra si su empresa insistiera en abrir su correo postal para ver si hay dentro algo de interés y es igual de intolerable que una empresa revise la cuenta de Facebook de una persona que busca trabajo".
Collins reconoce que aceptó dar su clave porque no podía permitirse perder el empleo. "No puedes decirlo en serio", recuerda que respondió a la solicitud del entrevistador. "Tan serio como un ataque al corazón", le dijo antes de introducir su clave y revisar su cuenta a sus espaldas. "Me explicó que estaba revisando mi muro y mis fotos para asegurarse de que no era miembro de una banda violenta. (…) No comprendo con qué derecho hacía una cosa así. Cualquier persona tiene derecho a hablar libremente siempre que sus palabras no sean una amenaza a la seguridad de los otros. Es un derecho básico que está escrito en la Constitución".
Los expertos confirman que Collins tiene razón. "Es como entregarle a alguien las llaves de tu casa", dice la catedrática Orin Kerr, que insiste en que ninguna empresa puede exigir las claves de Facebook de una persona a cambio de un empleo.
La denuncia de Collins ha llevado a los legisladores de Maryland a elaborar un proyecto de ley que elimine la ambigüedad y prohíba a las empresas exigir las claves de Facebook a quien quiera formar parte de su plantilla.
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