Cuando veo en primer plano full color en todos sus detalles el ensangrentado cuerpo del infeliz; cómo lo arrastran por el suelo los agentes del servicio médico forense; cómo lo jondean sin ningún miramiento en una camioneta que se lo lleva a cielo abierto; a sus familiares llorando a gritos destemplados por aquél que le mataron como a un perro; cuando veo el rostro del difunto en la caja, me da tremenda vergüenza porque en este país y su sistema de medios no hay respeto ni para los muertos.
Por Ramón Colombo