miércoles, 25 de abril de 2012

Tragedias originadas por la privación de sueño




Muerte y discapacidad por tragedias individuales y colectivas se originan cada día por necesidad de sueño. No más ayer, una paciente me contó que su madre murió en un accidente de auto porque el conductor se durmió. Pero en cuanto a la mayoría de los accidentes que ocurren por esta causa nunca se sabrá. En EE.UU. el 33% de los accidentes de tránsito se deben a somnolencia. Según Gallup, 31% de los encuestados respondieron que cabeceaban sobre el volante mientras conducían.

La fatiga y el sueño juegan probablemente el mayor papel en los accidentes etiquetados como “de causa desconocida”, y en muchos de esos casos se trata de sujetos con apnea del sueño.

En 1986 se produjo, frente a la vista de millones de espectadores, la explosión del transbordador espacial Challenger. Según la comisión de investigación, el accidente se debió a un error por severa privación de sueño, por varios días, de los técnicos responsables de esa misión de la NASA. En 1989, según el reportaje final del Board de Seguridad de Transportación Nacional, el gran derrame de petróleo del tanquero Exxon Valdez en la costa de Alaska, se originó debido a que el capitán que tenía que maniobrar el buque apenas había dormido 6 horas en 48 horas, y actuó torpemente.

Imaginémonos cuántos accidentes y tragedias ocurren por error de maniobra de capitanes de cruceros, pilotos de naves aéreas y conductores de vehículos de motor tomando decisiones críticas bajo el sopor del sueño y la fatiga.

Por Héctor E. Mateo M.