Lo que debería ser la celebración de la fiesta de la democracia se ha convertido en un escenario de penumbra política, pleitos, odios, ofensas y descalificaciones.
Tan grave es el asunto, que embajadores de 12 países en reunión sostenida con el presidente Leonel Fernández, expresaron preocupación por lo violencia de la campaña electoral, y de que el proceso electoral se desarrolle en un ambiente democrático, diáfano y transparente.
Se siente la percepción en esta campaña electoral que en cualquier momento va a ocurrir algo negativo de parte de parte de los partidos con mayores posibilidades de alcanzar el poder.
Yo pienso, por las pasiones mostradas en las parcelas políticas con mayores posibilidades de ganar, que aquí podría ocurrir una crisis después del veinte de Mayo con repercuciones de pronóstico reservado, ojalá estar equivocado, quiera Dios y eso no ocurra.
El lenguaje usado en la promoción de sus candidatos por parte de ambos partidos está llevando intraquilidad a la población y van aumentando los muertos de campaña. La sociedad no merece escuchar voces insultantes que no contribuyen a la estabilidad y confianza con que debemos comportarnos en un torneo como el que estamos inmerso.
La compra de periodistas y medios es un elemento perturbador en la presente campaña que allana el camino para exacerbar los ánimos en el terreno y gradería donde se esta llevando a cabo la carrera por conquistar el favor del colectivo.
Ya es muy difícil a tan pocos días, que se puedan introducir cambios para mejorar la perspectiva y el enfoque de vender con excelencia y calidad la oferta política de un candidato, pero, esperamos que Dios haga posible algunas proezas que aporten al sociego, paz, armonía y tranquilidad de toda la ciudadanía.
Pastor
Antonio Regalado