lunes, 21 de mayo de 2012

La prensa dominicana se hunde

Hace años que este país, República Dominicana, se quedó sin periodismo


FELIPE CIPRIÁN acento.com.do
Periodista
ciprianfn@hotmail.com


Hace años que este país, República Dominicana, se quedó sin periodismo en el buen sentido de la palabra. Hay desafíos, naturalmente, desde los programas de investigación, matutinos televisivos y los digitales. Esa es la luz que permite que distingamos la sombra que oculta el periodismo impreso, principalmente.

Lo que hace 40 años era una prensa vibrante, hoy ha quedado reducida a unos "paquitos" que publican notas de prensa y uno que otro "reportaje", pero esencialmente los medios son para canalizar intereses. Primero de los dueños, después de los testaferros y finalmente de los editores. Unos por mediocres, faltos de dignidad y otros por los mismos intereses de dueños y testaferros, solo que por montos mucho menores. Jornaleros de la palabra, pero alquilada.

Da asco. Una persona en República Dominicana no puede formarse una idea de lo que pasa en su propio país leyendo su prensa. Ahora quisiera yo saber quién va a ganar las elecciones en Yamasá? Es imposible. Yo debía saber cuál es la situación allá leyendo los diarios, pero eso no es posible porque en ellos solo encuentro propaganda y evasión de responsabilidad.

Hay un gusto que quiero darme y es ver qué van a hacer los oligarcas de este país el día que los humille cualquier desmandado hastiado de sus abusos. ¿A qué diario van a acudir con moral para reclamar respeto? ¿Qué periódico dominicano tiene moral para exigir respeto a las más elementales normas de convivencia?

Ya los dañaron todos y que toque un director su pecho y diga que eso es falso. Todos los diarios venden una "falsa portada" para que un candidato forrado de papeletas diga que ya ganó. Algunos son tan galantes que ni siquiera las venden, sino que "regalan" esas falsas portadas. ¡Increíble! Hace años que Toña, en El Roblegal, me enseñó que "todo el que da su cigarro vuelve por la ceniza".

Si los periódicos no están en manos de periodistas con honor o de empresarios que respeten el verdadero periodismo y tengan el valor de saber que los gobiernos solo duran cuatro años, entonces uno entiende –no que comparte- su miedo para limitarse a contratar a "jornaleros de la nota de prensa" que no les importa que vendan hasta la portada aunque de ellos es la responsabilidad moral y legal. Así no hay posibilidad de animar una opinión pública.

Esto es un absurdo. Y por supuesto: sin una prensa libre, crítica, escrutadora, penetrante, leíble, deseada por la gente, tampoco hay democracia en el mejor sentido de la palabra.

El periodismo independiente, veraz, valiente, honesto, dispuesto a pagar el precio de su atrevimiento en este país sumido en el absurdo, es la espuela que garantiza la democracia. Lo demás es empujar a la gente humillada a incursionar en la barbarie indeseada.

Este país está seriamente herido por múltiples costados, uno de ellos, la prensa. Por eso si se juntan todos los periódicos dominicanos –toditos todos- venden menos ejemplares que "El Nuevo Día" de Puerto Rico, pese a que la ciudad de San Juan, donde se edita, tiene solo 400,000 habitantes y el país cuatro millones.

Donde la gente no se interesa por los periódicos, en Santo Domingo, viven más de dos millones de habitantes. El país entero, República Dominicana, tiene más de diez millones de seres humanos y una pandillita de inhumanos que lo han dañado todo.

Solo la falta de compromiso con la verdad, con los temas de interés, con la cultura, explica el desinterés de los dominicanos por leer su prensa.

Alguien tiene que reaccionar y contribuir a crear un periódico veraz, plural, sensible a la realidad, que rompa el círculo perverso de dormir en los aleros de los gobernantes, callar la verdad que lacera al infeliz y solazarse en la opulencia colocada sobre las espaldas de todo un pueblo engañado, burlado y además desinformado totalmente. Un periódico así sería, además de muy rentable económicamente, un aporte inigualable a la sociedad dominicana y a su futuro.

Pobre el periodista que evade su responsabilidad ante el hundimiento de la prensa por conservar un empleo. Dudo mucho que haya alguno que permanezca 150 años como director, pero el país, si no se lo traga una bomba nuclear, puede durar mucho más.