Por: Cristina Rivas
Para la mayoría de las madres dominicanas ganarse el sustento de sus familias es un reto del día a día. Sin importar el peligro de las calles, la lluvia o el inclemente sol, ese ser incansable de ayuda y palabras acogedoras, lucha dentro y fuera del hogar por el bienestar y la educación de sus hijos.
Dejando a un lado la frescura y el toque de coquetería que identifican a la mujer, ellas se levantan diariamente, salen a buscar el pan de sus vástagos, como es el caso de María Frías, quien aprovecha la luz roja del semáforo para vender a los transeúntes tarjetas de llamadas de distintas compañías telefónicas.