A pesar de ser uno de los jóvenes más ricos, el fundador de Facebook fue a un restaurante con Priscilla Chan, gastó sólo 32 euros en la comida y se fue sin dejar "nada" a la camarera. Los medios italianos lo acusan de tacaño
Los dueños de Nonna Betta, ubicado en un barrio histórico en el centro de Roma, se
sorprendieron cuando Zuckerberg y su esposa Priscilla abadonaron el local sin dejar propina. Su cuenta fue de tan sólo 32 euros, después de un almuerzo que consistió en alcachofas, calabaza frita y raviolis rellenos. En lugar de vino o cerveza optaron por una botella de agua y una taza de té.
Umberto Pavoncello, propietario del restaurante, que se especializa en la cocina judía romana, aseguró al diario Corriere della Sera que la pareja disfrutó de la comida y que en ningún momento se quejó del servicio ni de los platos.
"Le pregunté '¿Cómo estuvo?' y me dijo 'Muy bueno'", indicó el dueño. "Yo fui hacia él y le pregunté '¿Eres tú ...?' y me dijo 'Sí'", relató el hombre.
No es la primera vez que el multimillonario da señales de avaricia durante su luna de miel en Italia. La noche anterior hizo lo mismo en Pierluigi, una trattoria clásica de la ciudad: tras comer una pizza, se fue sin dejar nada.
Los dueños de Nonna Betta, ubicado en un barrio histórico en el centro de Roma, se
sorprendieron cuando Zuckerberg y su esposa Priscilla abadonaron el local sin dejar propina. Su cuenta fue de tan sólo 32 euros, después de un almuerzo que consistió en alcachofas, calabaza frita y raviolis rellenos. En lugar de vino o cerveza optaron por una botella de agua y una taza de té.
Umberto Pavoncello, propietario del restaurante, que se especializa en la cocina judía romana, aseguró al diario Corriere della Sera que la pareja disfrutó de la comida y que en ningún momento se quejó del servicio ni de los platos.
"Le pregunté '¿Cómo estuvo?' y me dijo 'Muy bueno'", indicó el dueño. "Yo fui hacia él y le pregunté '¿Eres tú ...?' y me dijo 'Sí'", relató el hombre.
No es la primera vez que el multimillonario da señales de avaricia durante su luna de miel en Italia. La noche anterior hizo lo mismo en Pierluigi, una trattoria clásica de la ciudad: tras comer una pizza, se fue sin dejar nada.