
SANTIAGO (R. Dominicana).- Las construcciones de enormes torres de apartamentos y edificios comerciales durante los últimos 10 años, refleja el rápido crecimiento vertical que ha experimentado la ciudad corazón.
Las grandes inversiones inmobiliarias realizadas durante la última década muestran un Santiago trasformado.
“Las tiendas, los negocios se han expandido. Ahí tenemos, por ejemplo, el nuevo mercado en la calle del Sol”, indica Pablo Martínez, un santiaguero satisfecho.
El desarrollo urbanístico empieza a cambiar el aspecto pueblerino de la ciudad, convirtiéndola poco a poco en una metrópoli.
“Santiago ha crecido en todos los aspecto; en población y en infraestructura. Ya se ve cómo los barrios se han ido desarrollando”, apunta Carlos Alfredo Fondeur, presidente del Plan Estratégico de Santiago.
Monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpio, obispo de la Arquidiócesis, destaca no solo el crecimiento vertical de la ciudad sino también el horizontal. Santiago se expande hacia la periferia, haciendo proliferar barrios que, además de acoger a los nativos, sirven de imán a los inmigrantes haitianos.
El jurista Ramón Antonio Veras es menos entusiasta que Founder y De la Rosa y Carpio. Él echa una mirada crítica al fenómeno y afirma categórico que el crecimiento de Santiago no se corresponde con el abandono de las autoridades al que ha estado sometida por años.
“Las autoridades no quieren a esta ciudad; solo basta con moverse por la calles de esta querida ciudad. Es una ciudad sucia y desorganizada”, se queja Veras.
Las grandes inversiones inmobiliarias realizadas durante la última década muestran un Santiago trasformado.
“Las tiendas, los negocios se han expandido. Ahí tenemos, por ejemplo, el nuevo mercado en la calle del Sol”, indica Pablo Martínez, un santiaguero satisfecho.
El desarrollo urbanístico empieza a cambiar el aspecto pueblerino de la ciudad, convirtiéndola poco a poco en una metrópoli.
“Santiago ha crecido en todos los aspecto; en población y en infraestructura. Ya se ve cómo los barrios se han ido desarrollando”, apunta Carlos Alfredo Fondeur, presidente del Plan Estratégico de Santiago.
Monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpio, obispo de la Arquidiócesis, destaca no solo el crecimiento vertical de la ciudad sino también el horizontal. Santiago se expande hacia la periferia, haciendo proliferar barrios que, además de acoger a los nativos, sirven de imán a los inmigrantes haitianos.
El jurista Ramón Antonio Veras es menos entusiasta que Founder y De la Rosa y Carpio. Él echa una mirada crítica al fenómeno y afirma categórico que el crecimiento de Santiago no se corresponde con el abandono de las autoridades al que ha estado sometida por años.
“Las autoridades no quieren a esta ciudad; solo basta con moverse por la calles de esta querida ciudad. Es una ciudad sucia y desorganizada”, se queja Veras.
Junior Marte/7dias.com.do