
HIGüEY. El grito de "no te metas" que hizo el control o asistente, al chofer que conducía el autobús que chocó con una locomotora en el Cruce de Yuma, segundos antes de la colisión en la que perdieron la vida tres turistas franceses y 29 resultaron heridos, corrobora la tesis de que el accidente se produjo por un "error o imprudencia" del conductor.
Los muertos fueron identificados como Plankaert Manieet, Druggo Magiie y Mezzat Adelakim. De los 22 pacientes ingresados en la clínica Doctor Virgilio Cedano, de Higüey, 12 fueron dados de alta ayer, y 10 quedan internados, cuatro de ellos en cuidados intensivos y uno con trauma craneoencefálico.
Todas las versiones coinciden en que las señales, luces encendidas e insistente bocina de la locomotora de la empresa Central Romana y las señales del vigía, Armando Acosta, quien lleva 12 años en el oficio, fueron correctas y acorde con el protocolo cuando circulaba la máquina por el lugar, pero el chofer Elías Constanzo, no se detuvo nunca. El vigía dijo que nunca había visto un accidente en sus 12 años de labor y dijo no entender qué le ocurrió al chofer, porque ahí "todo el mundo se detiene, el pito de la locomotora y las luces funcionaron".
Los pacientes, excepto el conductor, fueron visitados por la cónsul de Francia en el país, Helene Marie Pipí, y el cónsul honorario de Francia con asiento en La Romana, Jean Michel Cau, quienes calificaron el accidente como una "tragedia".
Los muertos fueron identificados como Plankaert Manieet, Druggo Magiie y Mezzat Adelakim. De los 22 pacientes ingresados en la clínica Doctor Virgilio Cedano, de Higüey, 12 fueron dados de alta ayer, y 10 quedan internados, cuatro de ellos en cuidados intensivos y uno con trauma craneoencefálico.
Todas las versiones coinciden en que las señales, luces encendidas e insistente bocina de la locomotora de la empresa Central Romana y las señales del vigía, Armando Acosta, quien lleva 12 años en el oficio, fueron correctas y acorde con el protocolo cuando circulaba la máquina por el lugar, pero el chofer Elías Constanzo, no se detuvo nunca. El vigía dijo que nunca había visto un accidente en sus 12 años de labor y dijo no entender qué le ocurrió al chofer, porque ahí "todo el mundo se detiene, el pito de la locomotora y las luces funcionaron".
Los pacientes, excepto el conductor, fueron visitados por la cónsul de Francia en el país, Helene Marie Pipí, y el cónsul honorario de Francia con asiento en La Romana, Jean Michel Cau, quienes calificaron el accidente como una "tragedia".