Héctor J. Cruz
hectorj.cruz@listindiario.com
Dicen los reportes de prensa desde el coliseo Bonetti Burgos, de Santo Domingo, que José Guillén es gerente y dueño de una traba que se llama Duvó... Que es un amante de los gallos, incluso tiene alguna actividad internacional en países del área. Y llega la pregunta: ¿qué hacen los peloteros dominicanos luego que dejan el béisbol? ¿A qué se dedican, cómo invierten su tiempo y su dinero? El caso de Guillén es también interesante porque él dejó el béisbol a temprana edad, digamos a los 34 años, jugando por última vez en 2010 con los Gigantes de San Francisco.
La evidencia está a la vista de todos: el nativo de San Cristóbal perdió entusiasmo y colgó los guantes y los spikes aún teniendo facultades para continuar unos cuantos años más. Por ahí andan otros precedentes, como George Bell y Raúl Mondesí, que dejaron la pelota mucho más jóvenes, pero también le perdieron amor al juego. ¿Acumuló fortuna Guillén? Él jugó 14 años con 9 equipos de liga mayor, (1997-2010), y su último contrato fue un excelente 3 años-US$12 millones con los Reales de Kansas City. El reporte de sus salarios dice que totalizó US$53 millones, una buena suma, no importa lo que se haya extraído el impuesto USA.
¿Qué hacer?
Imagine usted, entonces, que José Guillén ha administrado bien su fortuna y que no tiene problemas por ese lado. ¿Qué puede hacer, entonces, un pelotero que no tuvo preparación académica? José Rijo puso una academia de béisbol, Junior Noboa le siguió los pasos, Ramón Martínez puso un negocio de puertas y ventanas, pero la mayoría de aquellos que no hizo gran dinero se quedan en el béisbol laborando como coaches o managers. Son pocos los que invierten en negocios porque le tienen fobia a esa actividad, no están preparados para administrar y prefieren comprar certificados o permitir que una entidad bancaria invierta sus cuartos incluso en la bolsa de valores (David Ortiz). Guillén, mientras tanto, se entretiene con los gallos, aunque otros (como José Mesa) poseen fincas y ganado, y tienen una ocupación empresarial...
La evidencia está a la vista de todos: el nativo de San Cristóbal perdió entusiasmo y colgó los guantes y los spikes aún teniendo facultades para continuar unos cuantos años más. Por ahí andan otros precedentes, como George Bell y Raúl Mondesí, que dejaron la pelota mucho más jóvenes, pero también le perdieron amor al juego. ¿Acumuló fortuna Guillén? Él jugó 14 años con 9 equipos de liga mayor, (1997-2010), y su último contrato fue un excelente 3 años-US$12 millones con los Reales de Kansas City. El reporte de sus salarios dice que totalizó US$53 millones, una buena suma, no importa lo que se haya extraído el impuesto USA.
¿Qué hacer?
Imagine usted, entonces, que José Guillén ha administrado bien su fortuna y que no tiene problemas por ese lado. ¿Qué puede hacer, entonces, un pelotero que no tuvo preparación académica? José Rijo puso una academia de béisbol, Junior Noboa le siguió los pasos, Ramón Martínez puso un negocio de puertas y ventanas, pero la mayoría de aquellos que no hizo gran dinero se quedan en el béisbol laborando como coaches o managers. Son pocos los que invierten en negocios porque le tienen fobia a esa actividad, no están preparados para administrar y prefieren comprar certificados o permitir que una entidad bancaria invierta sus cuartos incluso en la bolsa de valores (David Ortiz). Guillén, mientras tanto, se entretiene con los gallos, aunque otros (como José Mesa) poseen fincas y ganado, y tienen una ocupación empresarial...