martes, 31 de julio de 2012

Buenas carreteras, malos caminos



El desarrollo de la comunicación terrestre es uno de los factores clave para la economía. La administración pública lo ha comprendido y hoy la nación avanza por buen camino.

Se puede decir que las regiones están muy bien conectadas con el Distrito Nacional y la provincia de Santo Domingo. La autopista hacia la región Norte, desde Santo Domingo hasta Santiago, y desde Santiago hacia la zona fronteriza y Puerto Plata, es la principal vía, que con sus altas y bajas opera en condiciones adecuadas.

La construcción de la pista desde la 6 de Noviembre hasta Baní, mejoró significativamente el transporte en la región Sur. La carretera Sánchez comunica esa zona muy bien con la región fronteriza y juega un papel muy importante para el comercio en la isla. Y el proyecto que está llegando a su fin en la región Este se puede decir que completa el sistema de carreteras troncales del país.

Otras carreteras secundarias facilitan la comunicación interregional, como el sistema vial que entrelaza el valle del Cibao, sea hacia el Nordeste y la costa, o hacia las regiones montañosas, llámese Jarabacoa y Constanza; lo mismo la carretera que comunica los valles de San Juan y Neiba. Las carreteras secundarias de la región Este, con excepción del tramo El Seybo-Hato Mayor, requieren intervenciones.

Pero faltan otras vías esenciales para una mejor comunicación terrestre en las regiones, y sobre todo, para apoyar los esfuerzos de los productores agropecuarios de tierra adentro, los cuales confrontan muchas dificultades. Si bien tienen vías de acceso, en muchos casos en muy malas condiciones. Son caminos construidos con afirmados muy precarios, que colapsan con las primeras aguas de mayo.

El nuevo gobierno debe establecer una política para la construcción de caminos y especialmente para mantener los existentes. Podemos complacernos con las grandes carreteras, con las carreteras secundarias igual, pero el acceso al campo es vital para el desarrollo agrícola. En ese terreno falta mucho por hacer, tal y como sugiere Rafael Alonso Rijo en sus reportajes en este diario.

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