La escena se repite una y mil veces al día dentro de cualquier centro comercial: una pareja va de compras, la mujer entra a todas las tiendas, busca minuciosamente su objeto de deseo entre las perchas; mira, descarta y revuelve hasta que el hombre agota su paciencia y termina saliendo ofuscado pero llevando las bolsas.
Sin embargo, un estudio científico efectuado por la universidad de Michigan determinó que la culpa no es de ellas, sino de sus genes. Daniel Kruger, investigador de la Escuela de Salud Pública de esa institución, sostuvo que el comportamiento tan distinto entre ambos sexos en un centro comercial puede explicarse desde una perspectiva evolutiva. Millones de años atrás, ellas se dedicaban a la recolección de frutos y ellos a la caza, distintas estrategias de supervivencia que se ven reflejadas en la actualidad en su modo de consumir.
Las mujeres llevaban consigo a sus crías para recolectar frutos y seleccionaban sin apuro los que mejor estaban para ser consumidos. Ello hizo que sean más observadoras a la hora de elegir un producto, prestando atención a la calidad de su material, al color y al precio, tal como refiere el estudio publicado por Journal of Social, Evolutionary & Cultural Psychology. Si tienen niños, ellos siempre serán sus compañeros inseparables dentro del shopping y pueden tomarse todo un día para elegir las compras.
En tiempos de las cavernas, los hombres se ocupaban de salir a cazar animales. Tenían que ser muy rápidos para no ser atacados por ellos y, una vez que conseguían su presa, volvían de inmediato a sus cuevas. Este comportamiento sería lo que determina su modo de desenvolverse en la actualidad a la hora de ir a hacer una compra. Ya saben de antemano lo que van a buscar, entran a la tienda, lo pagan y se van lo antes posible. Por lo general, ellos no van en compañía de sus hijos tal como en tiempos ancestrales, ya que llevarlos de caza podía demorarlos o entorpecer su cometido.
Sin embargo, un estudio científico efectuado por la universidad de Michigan determinó que la culpa no es de ellas, sino de sus genes. Daniel Kruger, investigador de la Escuela de Salud Pública de esa institución, sostuvo que el comportamiento tan distinto entre ambos sexos en un centro comercial puede explicarse desde una perspectiva evolutiva. Millones de años atrás, ellas se dedicaban a la recolección de frutos y ellos a la caza, distintas estrategias de supervivencia que se ven reflejadas en la actualidad en su modo de consumir.
Las mujeres llevaban consigo a sus crías para recolectar frutos y seleccionaban sin apuro los que mejor estaban para ser consumidos. Ello hizo que sean más observadoras a la hora de elegir un producto, prestando atención a la calidad de su material, al color y al precio, tal como refiere el estudio publicado por Journal of Social, Evolutionary & Cultural Psychology. Si tienen niños, ellos siempre serán sus compañeros inseparables dentro del shopping y pueden tomarse todo un día para elegir las compras.
En tiempos de las cavernas, los hombres se ocupaban de salir a cazar animales. Tenían que ser muy rápidos para no ser atacados por ellos y, una vez que conseguían su presa, volvían de inmediato a sus cuevas. Este comportamiento sería lo que determina su modo de desenvolverse en la actualidad a la hora de ir a hacer una compra. Ya saben de antemano lo que van a buscar, entran a la tienda, lo pagan y se van lo antes posible. Por lo general, ellos no van en compañía de sus hijos tal como en tiempos ancestrales, ya que llevarlos de caza podía demorarlos o entorpecer su cometido.