Por Juan Isidro Inoa
A sólo horas de cambio del nuevo gobierno que encabezará Danilo Medina, los nervios se han ido apoderando con mayor fuerza de los estómagos de los salientes y de los entrantes.
A sólo horas de asumir la presidencia, Danilo Medina no le ha dado señales ni a sus mas cercanos colaboradores, manteniendo en un mundo de incertidumbre a los que se van y los que vendrán.
Si el PRD hubiera ganado las elecciones la situación fuera mas llevadera para los que están en el gobierno en la actualidad, porque sabrían que indefectiblemente se van.
Sin embargo al ganar su propio partido la conformidad de irse no le es fácil de asimilar y por eso en estos 87 días de transición han hecho lo que nunca se ha hecho para sobresalir ante los ojos de un presidente electo que se sabe todos los trucos y que es casi imposible cambiarle “espejitos por oro”.
Aunque todos están adentro, se entiende por entrar, la toma de los principales ministerios y direcciones generales por parte de los dirigentes peledeistas que siempre han estado alrededor del presidente entrante y por salir a los que seguirán en cargos de bajo perfil, porque nunca saldrán de un gobierno en lo que ya se han entronizados en él.
¿Entonces si todos han estado y estarán en el gobierno por qué esos molestosos ruidos entre las tripas?
Sencillo. Ningunos de los altos funcionarios que temen salir lamentan su sueldo, per se. No.
Lo que lamenta es que perderán el poder, el vehículo asignado, el talonario de combustibles abierto, la tarjeta de crédito, los buenos vino y las compras a cargo de la institución, el apartamento de lujo que le paga el gobierno, la “querida”, el guardia que le lleva los niños al colegio y le “cuida” la mujer mientras él cuida la querida y lo que es peor, no saben si el presidente entrante los mandará a ablandar con el trasero algún banco de concreto armado.
Todo eso provoca sudadera, poco apetito y pérdida de la retención de los alimentos en los intestinos.
¿Y los que “entran” por qué?
Por las grandes expectativas que se han creados y han creados entre los demás y a pocas horas aun no saben que hará Danilo Medina con ellos.
Todos aspiran a ministerios y direcciones generales y han soñado con el poder que tendrán, su nuevo vehículo, su talonario de combustibles abierto, su nuevo apartamento, su tarjeta de crédito, su escolta y en estos 87 días de transición han estado flirteando a quien será su “querida”.
Esto también provoca los mismos síntomas de los primeros, pero ambos (los que salen y los que entran) tienen en común, el temor de ir a una toma de posesión de su nuevo presidente con su traje impecablemente blanco y les ocurra un descuido intestinal con el que tengan que esperar sentados que todos salgan para que no se den cuenta de lo ocurrido.
A sólo horas de asumir la presidencia, Danilo Medina no le ha dado señales ni a sus mas cercanos colaboradores, manteniendo en un mundo de incertidumbre a los que se van y los que vendrán.
Si el PRD hubiera ganado las elecciones la situación fuera mas llevadera para los que están en el gobierno en la actualidad, porque sabrían que indefectiblemente se van.
Sin embargo al ganar su propio partido la conformidad de irse no le es fácil de asimilar y por eso en estos 87 días de transición han hecho lo que nunca se ha hecho para sobresalir ante los ojos de un presidente electo que se sabe todos los trucos y que es casi imposible cambiarle “espejitos por oro”.
Aunque todos están adentro, se entiende por entrar, la toma de los principales ministerios y direcciones generales por parte de los dirigentes peledeistas que siempre han estado alrededor del presidente entrante y por salir a los que seguirán en cargos de bajo perfil, porque nunca saldrán de un gobierno en lo que ya se han entronizados en él.
¿Entonces si todos han estado y estarán en el gobierno por qué esos molestosos ruidos entre las tripas?
Sencillo. Ningunos de los altos funcionarios que temen salir lamentan su sueldo, per se. No.
Lo que lamenta es que perderán el poder, el vehículo asignado, el talonario de combustibles abierto, la tarjeta de crédito, los buenos vino y las compras a cargo de la institución, el apartamento de lujo que le paga el gobierno, la “querida”, el guardia que le lleva los niños al colegio y le “cuida” la mujer mientras él cuida la querida y lo que es peor, no saben si el presidente entrante los mandará a ablandar con el trasero algún banco de concreto armado.
Todo eso provoca sudadera, poco apetito y pérdida de la retención de los alimentos en los intestinos.
¿Y los que “entran” por qué?
Por las grandes expectativas que se han creados y han creados entre los demás y a pocas horas aun no saben que hará Danilo Medina con ellos.
Todos aspiran a ministerios y direcciones generales y han soñado con el poder que tendrán, su nuevo vehículo, su talonario de combustibles abierto, su nuevo apartamento, su tarjeta de crédito, su escolta y en estos 87 días de transición han estado flirteando a quien será su “querida”.
Esto también provoca los mismos síntomas de los primeros, pero ambos (los que salen y los que entran) tienen en común, el temor de ir a una toma de posesión de su nuevo presidente con su traje impecablemente blanco y les ocurra un descuido intestinal con el que tengan que esperar sentados que todos salgan para que no se den cuenta de lo ocurrido.