Al asumir el poder hace apenas un mes, el presidente Danilo Medina decidió confirmar en sus puestos a la mayoría de los funcionarios heredados de la administración de Leonel Fernández, lo que generó fuertes críticas por parte de sectores nacionales e internacionales, que esperaban un “remozamiento con caras nuevas” capaces de generar confianza.
Sin embargo, para de alguna forma explicar el caso, entendidos en la materia acuden a la expresión del extinto líder del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), profesor Juan Bosch, quien aseguraba que en política hay que tomar en cuenta “lo que se ve y lo que no se ve”, y que muchas veces lo último es más importante.
La confirmación y reasignación de “envejecientes” en la administración de Medina se debe, precisamente, a esos elementos “que no se ven a simple vista en política”, como el hecho de que muchas de esas figuras son miembros del Comité Político (cúpula), del PLD, y con otras existen fuertes compromisos de campaña que hay que honrar con cargos, aunque no necesariamente se hayan desempeñado con eficiencia en pasadas gestiones, como ha sucedido en algunos casos.
Un caso concreto es la confirmación de Marino Vinicio Castillo (Vincho), como asesor del Poder Ejecutivo en materia de drogas, a quien se le compensó con una nueva responsabilidad de coordinador, pese a sus 81 años de edad: la Dirección General de Ética e Integridad Gubernamental (Digeig). El jurista es presidente de la Fuerza Nacional Progresista (FNP), aliado del PLD.
Asimismo, Medina confirmó en sus puestos a los miembros del Comité Político del PLD: Euclides Gutiérrez Félix, con 76 años de edad, en la Superintendencia de Seguros; José Ramón Fadul, de 64, en el Ministerio de Interior y Policía y Juan Temístocles Montás, 62 años, en Economía, Planificación y Desarrollo.
Otras confirmaciones que han dado que hablar fueron la de Ligia Amada Melo (76 años), ministra de Educación Superior, Ciencia y Tecnología, y Héctor Valdez Albizu (64 años), como gobernador del Banco Central de la República Dominicana.
También, Franklin Almeyda Rancier (71 años), quien luego de su desacertada labor como ministro de Interior y Policía y su fracasado programa de “Barrios Seguros”, fue nombrado ministro sin cartera para programas de seguridad ciudadana.
Alejandrina Germán, Ligia Amada Melo, César Pina Toribio, Ramón Ventura Camejo, Alma Fernández, Monchi Fadul, Temístocles Montás, Héctor Valdez Albizu, Vicente Bengoa, Carlos Morales Troncoso (este con 72 años), quedaron confirmados; en tanto que Rafael Camilo y Bautista Rojas Gómez fueron movidos a otras dependencias del Estado. Jaime David Fernández, exvicepresidente de la República, quedó posesionado como ministro de Deportes.
Otras figuras, que aunque no son tan viejas, por mucho tiempo vienen disfrutando de las “mieles del poder” son: Sigfrido Pared Pérez, ministro de las Fuerzas Armadas (FF.AA); Alejandrina Germán, ministra de la Mujer, y Francisco Javier García, en Turismo.
Además, César Pina Toribio, consultor jurídico del Poder Ejecutivo; Haivanjoe NG Cortiñas, contralor general de la República; Antonio Isa Conde, ministro sin cartera y asesor en políticas de desarrollo, y Miguel Mejía, viceministro sin cartera para políticas de integración regional.
La prestigiosa revista británica “The Economist” dedicó, en su penúltima edición, un artículo sobre el recién posesionado gobierno del presidente Danilo Medina, donde criticó que este permanezca con la mayoría del equipo económico del exmandatario Leonel Fernández, de quien heredó un déficit presupuestario superior al 4% del Producto Interno Bruto (PIB).
En el trabajo periodístico, titulado: “El turno de Medina: Ron nuevo en odres viejos”, la reconocida publicación entiende que el lado más oscuro del legado que deja Fernández a Medina es el de la corrupción; pero, que por su papel de protegido del primero, al último le pudiera resultar difícil hacer algo para corregir la podredumbre existente en el Gobierno dominicano.
Lejos de todas las críticas de analistas nacionales e internacionales sobre la decisión de Medina por ejercer un gobierno con rostros viejos, está el drama de miles de dirigentes medios y de base del PLD que empiezan a desesperarse y acuden en búsqueda de un “turno al bate” en el gobierno, para aunque sea “tocar la bola” (como se usa en el lenguaje beisbolístico), luego de permanecer en la “banca” por un largo período.
Sin embargo, para de alguna forma explicar el caso, entendidos en la materia acuden a la expresión del extinto líder del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), profesor Juan Bosch, quien aseguraba que en política hay que tomar en cuenta “lo que se ve y lo que no se ve”, y que muchas veces lo último es más importante.
La confirmación y reasignación de “envejecientes” en la administración de Medina se debe, precisamente, a esos elementos “que no se ven a simple vista en política”, como el hecho de que muchas de esas figuras son miembros del Comité Político (cúpula), del PLD, y con otras existen fuertes compromisos de campaña que hay que honrar con cargos, aunque no necesariamente se hayan desempeñado con eficiencia en pasadas gestiones, como ha sucedido en algunos casos.
Un caso concreto es la confirmación de Marino Vinicio Castillo (Vincho), como asesor del Poder Ejecutivo en materia de drogas, a quien se le compensó con una nueva responsabilidad de coordinador, pese a sus 81 años de edad: la Dirección General de Ética e Integridad Gubernamental (Digeig). El jurista es presidente de la Fuerza Nacional Progresista (FNP), aliado del PLD.
Asimismo, Medina confirmó en sus puestos a los miembros del Comité Político del PLD: Euclides Gutiérrez Félix, con 76 años de edad, en la Superintendencia de Seguros; José Ramón Fadul, de 64, en el Ministerio de Interior y Policía y Juan Temístocles Montás, 62 años, en Economía, Planificación y Desarrollo.
Otras confirmaciones que han dado que hablar fueron la de Ligia Amada Melo (76 años), ministra de Educación Superior, Ciencia y Tecnología, y Héctor Valdez Albizu (64 años), como gobernador del Banco Central de la República Dominicana.
También, Franklin Almeyda Rancier (71 años), quien luego de su desacertada labor como ministro de Interior y Policía y su fracasado programa de “Barrios Seguros”, fue nombrado ministro sin cartera para programas de seguridad ciudadana.
Alejandrina Germán, Ligia Amada Melo, César Pina Toribio, Ramón Ventura Camejo, Alma Fernández, Monchi Fadul, Temístocles Montás, Héctor Valdez Albizu, Vicente Bengoa, Carlos Morales Troncoso (este con 72 años), quedaron confirmados; en tanto que Rafael Camilo y Bautista Rojas Gómez fueron movidos a otras dependencias del Estado. Jaime David Fernández, exvicepresidente de la República, quedó posesionado como ministro de Deportes.
Otras figuras, que aunque no son tan viejas, por mucho tiempo vienen disfrutando de las “mieles del poder” son: Sigfrido Pared Pérez, ministro de las Fuerzas Armadas (FF.AA); Alejandrina Germán, ministra de la Mujer, y Francisco Javier García, en Turismo.
Además, César Pina Toribio, consultor jurídico del Poder Ejecutivo; Haivanjoe NG Cortiñas, contralor general de la República; Antonio Isa Conde, ministro sin cartera y asesor en políticas de desarrollo, y Miguel Mejía, viceministro sin cartera para políticas de integración regional.
La prestigiosa revista británica “The Economist” dedicó, en su penúltima edición, un artículo sobre el recién posesionado gobierno del presidente Danilo Medina, donde criticó que este permanezca con la mayoría del equipo económico del exmandatario Leonel Fernández, de quien heredó un déficit presupuestario superior al 4% del Producto Interno Bruto (PIB).
En el trabajo periodístico, titulado: “El turno de Medina: Ron nuevo en odres viejos”, la reconocida publicación entiende que el lado más oscuro del legado que deja Fernández a Medina es el de la corrupción; pero, que por su papel de protegido del primero, al último le pudiera resultar difícil hacer algo para corregir la podredumbre existente en el Gobierno dominicano.
Lejos de todas las críticas de analistas nacionales e internacionales sobre la decisión de Medina por ejercer un gobierno con rostros viejos, está el drama de miles de dirigentes medios y de base del PLD que empiezan a desesperarse y acuden en búsqueda de un “turno al bate” en el gobierno, para aunque sea “tocar la bola” (como se usa en el lenguaje beisbolístico), luego de permanecer en la “banca” por un largo período.
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