Una de las fuentes de trabajo de mayor sustentación para la música y las orquestas habían sido las fiestas patronales de los pueblos del país.
En el pasado teníamos celebraciones que se extendían durante toda una semana festiva, con la presentación en tarima de agrupaciones musicales auspiciadas por las autoridades municipales, o la gobernación provincial, y con el patrocinio de casas licoreras y entidades comerciales de la región.
Pero en los últimos años muchos de esos festejos se han caído, en parte por el poco apoyo de los auspiciadores, y en cierta medida por los ataques de sectores de la iglesia, que han criticado esas "celebraciones paganas", que se realizan apoyándose en el "santo patrón" del pueblo.
Algunos curas siempre han querido que las patronales se limiten a la realización de cultos religiosos y a misas.
Porque hasta eso le han pretendido quitar a la gente... una fiesta que se hace una vez al año.
La suma de todas las patronales, con los pueblos compitiendo para ver quién hacía mejor su fiesta, constituía un excelente mercado de oportunidades de trabajo para agrupaciones musicales, algunas de las cuales hoy día languidecen por falta de plazas donde tocar.
Con el agravante, de que en las patronales que aún se festejan, han tomado la modalidad de excluir a las orquestas de merengue de las tarimas, para dar paso a la gente del "dembow", que apenas requieren de un DJ y un par de bocinas para actuar.
