SANTO DOMINGO. Francina ayer amaneció triste, como es de esperarse ante su situación. Sin embargo, las muestras de solidaridad traspasan las fronteras del país y un oftalmólogo de origen dominicano de apellido Melgen vino al país a evaluar la posibilidad de salvarle el único ojo que le queda, después del atraco.
Su fe en Dios es grande y por eso, a través de su padre, Frank Hungría, pide a las personas que sigan orando por la salud de su ojo izquierdo, pues los médicos que le asisten consideran que su estado de salud general es aceptable y que puede recibir la de alta médica.
De su lado, el médico maxilofacial, Donal Hurtado, le dio el visto bueno para que la joven ingeniera regrese a su casa y en dos semanas pueda viajar a Estado Unidos a someterse a un tratamiento ante la posibilidad de salvar su ojo.