domingo, 25 de noviembre de 2012

Santiago, siempre vulnerable a la naturaleza

En muchos aspectos avanzados como ciudad, que en algunos aspectos se acerca a una metrópolis, pero en otros seguimos siendo el pueblo de antaño que arrastra lastres en su planificación urbanística y sus falencias sociales.

 Grandes avenidas, edificios, plazas, monumentos, centros comerciales y culturales, coexisten paralelo a la otra ciudad, la de las cañadas, la falta de drenaje y desagues adecuados que cualquier mediano aguacero la convierte en un infierno.

 Los gobiernos, centrales y municipales nunca han querido encarar con responsabilidad y la inversión necesaria, la tarea de superar esas situaciones que se convierten en fuente de tragedia, cuando la naturaleza se expresa como lo hizo este domingo.

 Inundaciones, desbordamientos de cañadas y arroyos, que reclaman los espacios que los humanos le han quitado, sin acabar de entender que la naturaleza no cede lo suyo gratuitamente ni tampoco perdona a quienes les agravian. 

 Ahora tenemos lamentos, tragedias y nuevas lecciones que aprender, las cuales hace mucho tiempo que debieron ser asimiladas, pero que como las víctimas son infelices sin nombres y apellidos, pronto serán olvidadas, excepto por sus familiares. 

 Es necesario reclamar medidas urgentes en los puntos críticos, para que tanta gente humilde no vida a merced de estos fenómenos, que no hay forma de evitarlos, ya que siempre lloverá y en el peor de los casos pueden venir terremotos.

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