lunes, 4 de marzo de 2013

¿Cuándo veremos un cambio en la PN ?

Según anunció el presidente Danilo Medina en su discurso del miércoles 27 de febrero el nuevo plan para la seguridad de la ciudadanía comenzará en este mes, a más tardar al comenzar la segunda quincena.

 Sólo el anuncio de un nuevo plan es una admisión del Gobierno de que el viejo plan, llamado Barrio Seguro, fracasó.

 Barrio Seguro no obtuvo los frutos esperados porque se quedó sólo en la parte de la represión y la prevención mediante la presencia de patrullas policiales en un determinado barrio.

 Los demás componentes del plan, que conllevaban una mejoría efectiva de la calidad de vida de la gente de los barrios y la creación de oportunidades para la inserción de la juventud en actividades productivas, nunca se cumplieron. Los esfuerzos en esa dirección fueron muy tímidos.

 Es indispensable mejorar la formación de los futuros agentes policiales y asegurarles una vida digna, con ingresos más elevados que los actuales, una eficiente cobertura de servicios de salud personal y familiar y un efectivo plan de retiro

Ahí están los ejemplos de Capotillo, el primer “barrio seguro”, y otros sectores de la capital y las provincias. Lo novedoso en el plan que ahora promete el Gobierno es que se desarrollará prácticamente al unísono con una reforma de la Policía Nacional.

 La Policía Nacional, que cumplió 77 años, debe ser reformada para adaptarla a las necesidades de la sociedad dominicana actual.

 En primer lugar, es indispensable mejorar la formación de los futuros agentes policiales y asegurarles una vida digna, con ingresos más elevados que los actuales, una eficiente cobertura de servicios de salud personal y familiar y un efectivo plan de retiro.

 En segundo lugar, es necesario desterrar el temor que una gran parte de la población alberga respecto a los agentes policiales.

 La PN no puede continuar con la práctica de matar a supuestos o reales delincuentes comunes, olvidando que es una institución auxiliar de la Justicia y que debe actuar bajos las órdenes del Ministerio Público, respetando ante todo los derechos de la ciudadanía.

 Si la llamada política de “mano dura”, que no es otra cosa que matar personas de manera discrecional, sirviera para desterrar la delincuencia y hacer un país más seguro, la República Dominicana sería un paraíso. 

El Gobierno no debe atender las voces conservadoras extremistas que azuzan a los agentes policiales para que maten sin contemplaciones a todo el que parezca o se sospeche que es un delincuente común. 

 Es verdad que necesitamos seguridad en nuestras casas, calles, carreteras y plazas públicas. Pero esa seguridad no debe ni puede ser lograda matando personas o violentando los derechos humanos y cívicos. 

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