Los gritos de dolor y desconsuelo de doña Amada Alcántara llegaban ayer al cielo. “Ay, Dios mío, por qué se llevaron a mis tres bebés”, decía, agarrándose la cabeza.Esta mujer perdió a tres hijos de un porrazo. Ella era la madre de José, de 43 años; Deris, de 39, y Margarita Santana Alcántara, de 44. Los tres eran hermanos de una misma madre y un mismo padre. Los tres celebraban emocionados el espectacular triunfo de República Dominicana en el Clásico Mundial de Béisbol. Y los tres eran velados en una funeraria abarrotada de gente, donde todos lloraban y lamentaban sus muertes.
Nadie lo creía. Aún mirando sus ataúdes alineados en la funeraria Savica, en Gazcue, la gente se negaba a creer que los tres hermanos, oriundos de Las Matas de Farfán, fueron impactados simultáneamente por un vehículo que corría a 120 kilómetros por hora, según investigaron técnicos de la Autoridad Metropolitana de Transporte (Amet).
El responsable de su muerte fue identificado como Robert Boció Novas, de 20 años. La Amet investiga si este joven conducía borracho, porque solo así se explica una embestida que, además, arrancó de cuajo dos matas de palmas y un letrero de publicidad, colocados en la acera de la intercepción que forman las avenidas Jiménez Moya y José Contreras, donde ocurrió el funesto suceso.
Cuando la yipeta Suzuki, placa G057574, acabó con sus vidas, estos hermanos expresaban la alegría y el orgullo nacionalista que unificó a los dominicanos que viven en el país y a los que están diseminados por todo el mundo. “Estábamos tan contentos, celebrando. Todo pasó tan rápido”, cuenta una joven, de no más de 18 años, que estaba en la esquina del desastroso accidente
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