De los 25 soldados de Navy Seals que participaron de la “Operación Gerónimo”, que terminó con la muerte de Osama bin Laden, solo dos siguen con vida, informó el diario español El Mundo.
El último en caer fue Brett D. Shadle, quien sufrió un accidente con su paracaídas hace días. Este inusual de
stino de los miembros del cuerpo de elite es calificado como “maldición”, la que habría empezado 3 meses después de la operación del 2 de mayo de 2011.
Esa vez fue derribado un helicóptero de la OTAN, donde viajaban 31 soldados estadounidenses, siendo 22 de ellos especialistas de los Navy Seals.