Por más indignado que se encuentre el jefe de la Policía, general Armando Polanco Gómez, carece de la autoridad y de la razón para decidir la muerte de nadie. No existe la pena de muerte en la Constitución dominicana, pero él se ha encargado de imponerla, en la práctica, irregularmente.
Indignado por la muerte repudiable del coronel de la Policía Nacional Julián Suárez Cordero, en las inmediaciones de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, el jefe de la Policía hizo lo mismo que cuando decidió la muerte de Angelo Jeancarlo de León (Cacón), en enero del 2012.
Polanco Gómez dijo que no era bueno que Cacón se entregara. Dos días después fue asesinado por la Policía Nacional. Y en esta ocasión, ante la muerte violenta del coronel Suárez Cordero ha dicho que la Policía va a responder de la misma manera a quienes le asesinaron. Es decir, ya dijo que los va a matar.
Esa impunidad oficialista en la Policía Nacional no puede tolerarse en un sistema democrático. Danilo Medina, como presidente de la República, es responsable de los crímenes que cometa la Policía Nacional en circunstancias como estas.
Hay un plan de seguridad ciudadana. Hay un Ministerio Público, hay un sistema de justicia. A todos estos mecanismos legales, incluyendo al Congreso Nacional, le está pasando por encima el jefe de la Policía. Esto no puede llamarse un país civilizado, si la situación es como la pinta el jefe de la PN.
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