lunes, 15 de julio de 2013

EDITORIAL Recordar a Balaguer como uno de los padres de la democracia es algo que no tiene valor ni justificación.

Hace once años de la muerte del doctor Joaquín Balaguer, y los reformistas lo siguen venerando como un adalid de la libertad y la democracia.

 En una democracia tan débil como la dominicana un personaje como Balaguer puede ser considerado padre de la misma.

 Fue él quien sentó las bases del clientelismo político. Fue él quien sentó las bases de la corrupción en la administración pública, quien utilizó el Estado como un patrimonio político particular.

 Fue Joaquín Balaguer quien instrumentalizó las Fuerzas Armadas y La Policía Nacional, y las puso al servicio político de sus intereses. Fue Balaguer quien relegó la educación dominicana para construir obras como el Faro a Colón. Fue Balaguer quien hizo maestría en la manipulación de los procesos electorales. Fue Balaguer quien puso en marcha la violencia política contra sus opositores como forma de sepultarlos políticamente.

 No hay que olvidar que fue Balaguer quien dinamizó el transfuguismo político, en especial tomando para su provecho político a dirigentes de la oposición, para colocarlos en campañas desorientadoras y al servicio de los intereses del presidente y de sus grupos de favorecidos.

 Acaba de decir el ingeniero Ramón Rogelio Genao, secretario general del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), que así como Jesucristo se parece a Juan Pablo Duarte en su entrega y desinterés por la República, se parece Joaquín Balaguer a Juan Pablo Duarte, el padre de la Patria. Nada más obsceno y ajeno a la realidad de los acontecimientos históricos. 

 Vergüenza debía dar a quienes intentan este tipo de comparaciones. La democracia dominicana es una caricatura hoy día porque en el pasado ni Balaguer, ni Antonio Guzmán, Jorge Blanco, ni Leonel Fernández y Hipólito Mejía hicieron lo que debían, desde la presidencia de la República, para institucionalizar el país y fortalecer la democracia, con un sistema de consecuencias.

 Es gracias a Balaguer que hoy día los presidentes, los ministros, los grupos privados, los congresistas, los políticos sinvergüenzas y falsificadores de los documentos legales, hacen lo que les viene en ganas con el Estado y con la democracia dominicana, sin que tengan posibilidad de cuestionamiento. 

 Eso tiene que ser puesto en cuestionamiento y tiene que establecerse un sistema de consecuencias, con jueces con independencia y capacidad para juzgar a todos los que pasen por el poder y acumulen poder en forma ilegal, utilizando los mecanismos democráticos en forma fraudulenta. Eso es lo que debemos recordar y hacer todo lo posible para que no se repita. 

 Por eso, este 14 de julio recordar a Balaguer como uno de los padres de la democracia es algo que no tiene valor ni justificación. 

 acento.com.do