Junto con el reverente homenaje de la Nación a Rafael Tomás Fernández Domínguez, coronel de la vergüenza, primero en casarse con la gloria en firme defensa de la constitucionalidad, que con todo merecimiento estará desde mañana y por siempre en el Panteón Nacional, merece nuestro abrazo quien ha dedicado la vida a mantener vivo su ejemplo; quien ha velado porque nunca se extinguiera la llama de su recuerdo; quien, combatiente junto a él en la batalla por el honor de este pueblo, ha sido intransigente defensora de los principios del héroe: Arlette Fernández, compañera más allá de la vida.
POR RAMON COLOMBO