Si en todos los 155 municipios de esta seuda república se produjera un firme ejercicio de ciudadanía verdaderamente consciente, aspirante a un futuro civilizado (como lo hace hoy y lo ha hecho siempre el pueblo francomacorisano contra el bandidaje, la corrupción, la impunidad, el abuso, el engaño y la complicidad culposa de la falsa Justicia), esta patria paticoja y tuerta cambiaría más rápido de lo que su cáfila de políticos farsantes podría soportar, pero este pequeño espacio panfletario proclama alegremente: ¡Viva San Francisco de Macorís, carajo!).