
Aunque se llama Jesús María García Alejo y tiene 93 años de edad, “es un hombre sin nombre” que merece que alguien le escriba unas líneas.
García Alejo, vecino de la comunidad Las Yayas, durante 38 años ha ejercido la función de “Ayudante en el Complejo Deportivo, de La Vega”, de donde fue cancelado sin motivos aparentes.
El ministro Jaime David Fernández Mirabal ordenó su reintegro, pero al mes siguiente no cobró cinco mil pesos que gana y le informaron que “sigue cancelado”.
De ahí hacia acá, no tiene dinero para su “arroz y habichuelas”, pero tampoco para las pastillas de la presión arterial. ¡Así son las cosas, solo para un hecho de insensibilidad inhumana!
¡Ingratitud ante un servidor público de 93 años de edad y enfermo!
Hay que determinar de inmediato, quién es el desalmado autor de la maldad de no acatar la disposición de reposición, a quien hay que sancionar al nivel de la desobediencia en que incurrió y del atropello cometido.
Como se observa, en el cruel hecho hay dos faltas en una, lo que pone bien claro el desorden que impera en el Ministerio de Deportes. Urge no una reposición, sino la jubilación por enfermedad y antigüedad en el servicio de Jesús María García Alejo, aunque para ello, sea necesario un decreto presidencial.